Una foto promocional del montaje.

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Tras la nominación a la mejor actriz revelación en la reciente edición de los Premios Goya, la actriz Cati Solivellas lleva unas semanas ensayando la obra teatral Las chicas del calendario, que representará del 3 al 28 de abril en Teatros del Canal de Madrid, junto a Asunción Balaguer, Beatriz Carvajal y María Garralón, entre otras. Esta función, basada en una historia real, ya la interpretó el año pasado en catalán en Barcelona con otro reparto. Su papel es el de Celia, una pija que abandona su mundo de alto standing para colaborar en una buena causa.

—Será fácil incorporarse a una obra en la que ya participó hace unos meses.
—Cambia todo el reparto, aunque la historia y el decorado son los mismos. La única de las actrices que se incorpora de Noies del calendari soy yo y por eso debo hacer un esfuerzo para adaptarme al resto del elenco.

—Sin embargo, ya conoce la pieza y su mecánica.
—Es más complicado de lo que parece, porque cambiar de lengua no es sencillo al tener en mente la cadencia del catalán, por lo que el trabajo central al que me enfrento es rehacer los diálogos y la dicción.

—¿Cómo resulta estar al lado de Asunción Balaguer y Beatriz Carvajal?
—Es una experiencia maravillosa. Son actrices de oficio que conocen muy bien su trabajo. Son disciplinadas, no ponen pegas ni se quejan de nada, todo lo llevan aprendido, son muy divertidas y buenas compañeras. Con esta dinámica perfecta el público se lo pasará bomba.

—¿No es complicado desnudarse cada día ante mil personas?
—Es una parte de la función que siempre preocupa. Ya ocurrió en la versión del Teatre Poliorama en Barcelona. Nos preguntamos: ‘¿Realmente se verá algo o no?’ Pero luego, cuando activamos el ser interpretativo, porque son unas escenas muy mecánicas, desaparece cualquier tipo de pudor.

—¿Cómo convencería a un posible espectador para que fuera a ver este montaje?
—Actuamos muchas mujeres, todas diferentes entre sí, en una historia real que se convirtió en un gesto ejemplificador porque este grupo de personas consiguió mucho dinero -y siguen recaudando fondos- para la lucha contra el cáncer. Como el autor es inglés, mezcla muy bien drama con comedia. Se combinan perfectamente las escenas de risa y lágrimas.

—¿Cómo sale el público tras dos horas de sensaciones y sentimientos a flor de piel?
—En Barcelona todos los comentarios subidos a la Red fueron maravillosos. Todo el mundo, por desgracia, conoce a alguien tocado por el cáncer, por lo que la gente se siente identificada con la historia. El público salía encantadísimo tras vernos actuar con toda esa energía desplegada en el escenario. Los comentarios fueron magníficos.

—¿Cuál es el momento culminante de la función?
—El final del primer acto, que es cuando nos hacemos la foto de grupo, la imagen principal del calendario. Una escena muy bien escrita.

—¿Qué repercusión ha tenido su nominación a los Premios Goya?
—He recibido algunas propuestas de trabajo. Ganar no era lo primordial, lo importante era estar allí, nominada, y que llegaran proyectos de trabajo, y en este sentido ha sido positivo.