Carles Duarte, ayer en la UIB. | Guillermo Esteban

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Deja atisbar en cada respuesta su labor poética. Carles Duarte (Barcelona, 1959), además de ser el responsable de la Fundació Lluís Carulla, también preside el Consell Nacional de la Cultura i de les Arts (Conca), de Catalunya, un organismo «transversal» y «austero» que ejerce de intermediario entre las instituciones públicas y los actores culturales. A lo largo de la entrevista, Duarte incide en la transparencia del Conca. Más tarde, el presidente de la institución ofreció una conferencia en Can Alcover sobre su naturaleza y funcionalidad.

—¿Cuál es el mecanismo del Conca?
—Es un organismo que aplica un modelo que se comenzó a definir en 1944, en Reino Unido. En el caso de Catalunya, es un organismo que vela por la independencia y transversalidad de las políticas culturales para que no queden en manos de partidismos.

—Empezó siendo una propuesta del PSC. ¿Está politizado?
—Creo que actualmente no. Aunque tuve una vinculación política como secretario general de la presidencia del president Pujol, todos han valorado mi vocación de transversalidad. Me parece fundamental la figura del Conca porque es el factor de independencia. No puede ser que cambiemos radicalmente de políticas culturales porque gobierne un partido u otro. La cultura es el esqueleto que aguanta el país. Sin la cultura no existimos, cuando nos vemos por la mañana en el espejo es la expresión de una realidad cultural.

—Sin embargo en el resto de España no hay organismos semejantes...
—Esto pasa porque los políticos tienen miedo a la cultura. Se ve con la historia del IVA. Es un sector que no gusta que tenga voz.

—Ha comentado que estuvo ligado a la política.
—Soy una persona a la que le ha interesado mucho el mundo de la política, aunque soy poeta. Anuncié que dejaba la actividad política cuando Pujol decidió abandonar, antes de las elecciones de 2003. Consideraba que mi trayectoria política estaba vinculada a una figura que se retiraba y no tenía ningún sentido persistir.

—Le preguntaba acerca de su vinculación con CiU porque antes ha señalado que los políticos tienen miedo a la cultura. ¿Ustedes tuvieron miedo?
—La historia política de Convergència i Unió es interesante desde el punto de vista de su capacidad de representación hacia un sentimiento ampliamente compartido. La prueba es que durante 23 años Pujol fue presidente de la Generalitat. Pero también es cierto que una cierta forma de expresión cultural no se sentía reflejada en el mundo de CiU, que no siempre ha sabido interpretar con éxito al conjunto de los sectores culturales.

—¿La cultura es más afín a la izquierda?
—Es un tópico que a menudo encaja con la realidad, pero actualmente no pasa tanto de esta manera. La cultura quiere una voz propia. Creo que hay un discurso integrador y el Conca está ayudando. Desde la izquierda hay una consciencia clara que tiene que haber una alianza entre el sector público y privado. Nosotros creemos que sólo desde la cultura se pueden afrontar los retos de la crisis.

—¿Cómo se gestiona la cultura en tiempos de crisis?
—Con el máximo rigor e intentando hacer de cada euro disponible el mejor destino posible.