Un millar de personas se acercó a Ses Voltes para ver l'Adoració dels Tres Reis d'Orient. | P. Pellicer

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Será la crisis económica o las ganas de escuchar críticas apuntando a nuestros políticos, pero la tradicional representación de L’Adoració dels Reis según Llorenç Moyà, que acogió ayer el escenario de Ses Voltes de Palma por vigésimo octavo año, atrajo a más espectadores que nunca. Bajo un sol primaveral, el montaje dirigido por Bernat Pujol, de Taula Rodona, y puesto en escena con un elenco de intérpretes amateurs, lanzó sus esperadas ‘morcillas’ contra la crisis, los recortes sociales, la afición por la caza mayor o la política lingüística de Bauzá, entre otros asuntos, porque en su hora y media de duración los dardos dieron para mucho.

A diferencia de otras ediciones, la presencia de políticos fue a menos entre el público, entre el que se pudo ver a la regidora de Participació de Cort, Sandra Fernández, y la exaldaldesa de Ciutat, Aina Calvo.

Españolismo

Las hermanas Magdalena y Catalina Cañellas, funcionarias de Marratxí, subieron el telón simbólico e introdujeron el espectáculo a los presentes como maestras de ceremonias. Lo hicieron con un vestuario que aunaba raíces españolistas y también catalanistas, una ironía del diseñador de la casa, Rafa Pizarro, quien año tras año lanza sus propias críticas con unos atuendos llenos de color y reinvidicación.

Al texto de Llorenç Moyà se sumaron ‘morcillas’ para todos los gustos y colores políticos. ¿Las víctimas? José Ramón Bauzá, Carlos Delgado –el dimoni, encarnado por Guillermo Esteban, periodista de

Ultima Hora, se presentó con dos criadillas sobre la cabeza– o José María Rodríguez. También Rajoy, el ministro Wert e incluso el mismísimo Juan Carlos I. «Yo soy rey, pero no cazo elefantes ni tengo un yerno que se llama Urdangarin», dijo Herodes, interpretado por el comunicador Joan Calafat.

Antoni Verger, portavoz del PSM en Cort, no dejó títere con cabeza como rei Baltasar. «Los catalanes se están cansando de tanto españolizador; soy un rey negro de África, republicano y sin papeles; se quieren cargar el catalán de las escuelas», fueron algunas de sus perlas. «La herencia del Pacte de Progrés así nos ha dejado», replicó Antònia Fornari, regidora del PP en Cort.

El Palau de Congressos, los recortes en Sanidad y Educación, los imputados, el desempleo o la subida del IVA fueron otras ‘morcillas’ que causaron sensación, e incluso las ‘juergas’ de Bosch en Cabrera.

En definitiva, L’Adoració sirve para reírse de todo y de uno mismo, para pasar un buen rato. Un año más, objetivo conseguido.