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La mayor influencia de David Curto (Tortosa, 1973) es la televisión. Se representa a él mismo en (casi) todas sus vetustas piezas porque si él no lo hace, «¿quién lo hará?», se pregunta. Es el protagonista de escenas épicas ficticias. De momentos cumbre que cambiarán esa historia inventada que propone en los siete fotograbados que habitan la galería Ferran Cano de Palma en su 40 aniversario. Ese giro falsario e intencionado responde al interés de hilar secuencias en las que se autorretrata con personajes reconocidos del mundo de la televisión, la política o la religión.

Curto considera que tiene un ego «absolutamente desaforado». Pero no es motivo para quitar mérito a sus piezas, que conviven con otras muy distintas en Waste . Son las esculturas de Samuel Salcedo (Barcelona, 1975), figuras de resina de poliéster con fibra de vidrio que dotan a sus personajes de un realismo prácticamente absoluto. «Busco mostrar cómo nos vemos y cómo veo yo las cosas». Es la primera exposición conjunta que hacen. La justifican diciendo que explican «lo mismo». En otras ocasiones, Curto y su fagocitado background televisivo se ha visto reflejado en ediciones de revistas como La Cruda . Se dibuja con Bin Laden, José María Aznar, Mariano Rajoy o George Bush. «A través de la televisión se comprende el mundo. Los medios son igualadores. Haces zapping y ves en un canal a Zapatero y en otro, al mismo tiempo, a Belén Esteban».