El coleccionista, Pepe Rosselló, junto a Rosa y Gabriel Vanrell, ayer en Palma.

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Era un falsificador nato. «Un monstruo» del arte. Disponía del don de imitar un sinfín de estilos: desde Picasso a Matisse, de Modigliani a Monet. Elmyr d'Hory (Hungría, 1905-Eivissa, 1979) llegó a falsificar más de 1.000 obras de pintores reconocidos. No copiaba los cuadros. Imitaba sus trazos. Incluso Picasso llegó a autentificar una obra de Elmyr como suya. Algunas de esas piezas son propiedad del coleccionista Pepe Rosselló, y hoy, a las 20.00, se inaugura una muestra en la galería Vanrell de Palma.

«Llegó a Eivissa de rebote, donde vivió durante 16 años y consiguió desplomar el mercado impresionista», explica Rosselló.

Cuando Elmyr era joven, le enviaron a estudiar a Munich, y con la llegada de Hitler al poder, lo identificaron como espía. Durante los interrogatorios le rompieron una pierna y lo destinaron a un campo de concentración. Al preguntarle por su oficio, él respondió que era pintor. El jefe del campo le pidió que hiciera un retrato y d'Hory tardó el tiempo suficiente para que se le curara la pierna y entonces huyó a Suecia. Más tarde, en París, malvive económicamente sin saber vender su obra hasta que una amiga le presenta a un rico americano que le comprará una lámina del estilo de Picasso por 50 dólares. «Ahí empieza la gran orgía de vender cuadros por todo el mundo». Elmyr, por petición de extradición del Gobierno francés, acabó en la prisión de Palma. Al volver a Eivissa se suicidó antes de ser extraditado a Francia. «Bebió alcohol con somníferos», relata Rosselló.

El escritor Clifford Irving publicó ¡Fraude! , libro en el que se basó el documental F de Fraude , de Orson Welles. Era la vida de Elmyr d'Hory, «un monstruo» del arte.