Ludovic Bource, ayer, acompañado de su Oscar en el Claustre de Sant Domingo. | Teresa Ayuga

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And the Oscar goes to... Pollença. El responsable de la banda sonora de The Artist , Ludovic Bource, lleva varios días de vacaciones en Mallorca. Esta noche, a las 22.00 horas, el músico introducirá el filme en el Claustre de Sant Domingo de Pollença. Pero no estará solo. Le acompañará una figura de 34 centímetros de envergadura, rebozada de color dorado y apodada Oscar.

Generalmente, los compositores ejercen su función al finalizar el rodaje de la película. Pero el trabajo de Bource en The Artist se llevó a cabo sobre el guión porque no disponían de imágenes cuando iba componiendo. «Tenía indicaciones cada 30 segundos, era música muy emocional», relata el autor. La pretensión de la película era, en un principio, «descubrir un patrimonio y levantar esas fronteras del cine en blanco y negro».

Hermann y Hitchcock

Otro compositor, Bernard Herrmann, y el director Alfred Hitchcock estaban estampados en la camiseta de Bource, como si supervisaran sus palabras, porque cuenta el francés que, «la escena más importante de The Artist se montó con la música de Vértigo », fruto de un estilo que «ha conseguido influenciar a todo el mundo». Gestada en una conversación en Formentera, The Artist es «un sueño hecho realidad». No sólo por el éxito inesperado, sino también por la ocurrencia de su director, Michel Hazanavicius, de hacer una película muda y en blanco y negro en pleno siglo XXI. A Bource le hizo feliz que alguien pudiera afrontar riesgos como lo haría el propio Tim Burton.

Otro tipo de riesgo es el que asumió el director del Festival, Joan Valent, al añadir disciplinas que califica como «ramas». Hoy se poda una de ellas, la del ciclo de cine, con un oscarizado Bource cuya estatuilla no quiso tocar su amigo Valent: «Da mala suerte y yo quiero una».