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El juez del Tribunal Penal de Roma Giancarlo de Cataldo compagina sus labores judiciales con la literatura, motivo por el cual participó ayer en el curso de novela negra del Festival de Pollença. Ganó el premio Donatello en 2006 con la adaptación de uno de sus libros, Una novela criminal, en el que mostró su visión del pasado reciente de la mafia Italiana y se ganó el reconocimiento internacional, un tema sobre el que habló ayer.

— ¿Por qué la literatura se siente atraída por los malos?
— Porque son más divertidos que los buenos. Los malos llevan dentro las contradicciones que todos sentimos y nos preguntamos qué haríamos en su lugar, así como en qué se equivocan. Los buenos hacen lo que se supone que tienen que hacer.

— La novela negra, ¿mitifica a los criminales?
— Hay gente que lo piensa, pero en la novela negra al final el malo muere o va a la cárcel, sin embargo, en la vida real no siempre sucede así y, en ocasiones, se convierten en jefes legales o, incluso, banqueros. La novela negra tiene más moral que la realidad.

— Mostró cómo era la mafia con Una novela criminal, ¿cree que en España hay mafias?
— Hay mucho tráfico de drogas entre Italia y España, así como muchos lugares donde se lava el dinero negro, pero mafia como organización criminal fuerte no existe. Hay grupos o cárteles, pero no una organización como la italiana, mexicana o rusa.

— ¿Son las leyes muy permisivas con las mafias y el tráfico de drogas?
— No, pero es una labor difícil. Todos los estados combaten ambas, se intervienen muchas drogas y se detiene a mucha gente, pero siempre hay mucho más de lo que se retiene porque mueve muchísimo dinero. Es como remover el océano con una cucharilla.

— ¿Considera que mejorarán las leyes con el paso del tiempo?
— Hace doscientos años en el mundo existía la tortura, ahora abolida, y hace dos mil era normal que se mataran esclavos porque no se consideraban personas. Las leyes progresan, pero ésta es una lucha continua en la que se conquistan logros y se pierden.

— Respecto a la cultura, ¿cree que puede ayudar a acabar con la mafia?
— Estoy convencido de que sí. Puede acabar con la mafia. Recuerdo que el general Cesare Mori decía que tenía fe en que los jóvenes, a través de la cultura, pudieran escapar a la mafia. Además, también son buenas armas contra la mafia la honestidad y la buena administración.

— Hablando de la crisis, y visto desde su puesto en el tribunal en Roma, ¿cómo la percibió en España?
— En Italia pensamos durante muchos años que la España de Zapatero era muy bonita y, de golpe, se marchitó. Parecía un país rico, muy abierto con los derechos civiles. No entendemos cómo pasó.

— ¿Qué podemos hacer ahora?
— El mundo tiene una batalla común de la que puede salir si se trabaja conjuntamente.

— ¿Es optimista al respecto?
— Moderadamente, pero tampoco sirve la desesperación, que lleva a la depresión y ésta a la muerte.

— Y respecto a la cultura actual, ¿es optimista?
— En Italia, hace dos años, un ministro dijo que con la cultura no se come y ahora ya no es ministro. La cultura italiana está en crisis como el resto del mundo porque no hay dinero, pero hay que pensar que es un pilar necesario para la resurrección del mundo, al igual que la educación.

— Para terminar, ¿en qué está trabajando?
— Estoy preparando una novela de ficción que, a diferencia de Una historia criminal, hable sobre la mafia actual.