Paula Malia y Paula Ribó, dos de las integrantes del trío, anteayer lunes en Barcelona. | Carles Domènec

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Paula Malia, Paula Ribó y Bárbara Mestanza son las componentes de The Mamzelles, el grupo barcelonés que con su puesta en escena descarada fue finalista en el concurso Sona 9. El trío presentará mañana su primer disco, Que se desnude otra, en el Teatre Sans, de Palma, a las 20.30 horas.

—¿Qué importancia tiene el directo para el grupo?
—Si la gente sólo ha escuchado el CD se llevará una sorpresa positiva. Plasmar todo el universo de nuestros directos es muy difícil, ahí es donde realmente se entiende cuál es el sentido de todo esto. Nos conocimos estudiando teatro musical y ahora lo hacemos en el Institut del Teatre [de Barcelona]. La mezcla entre música y teatro nos sirve para explicar muchas cosas.

—¿Cómo será la actuación de Palma?
—Al ser un teatro, intentaremos jugar con la interpretación y buscar un leitmotiv relacionado con las Balears. Todos los conciertos son diferentes y tratan de un tema. Encarnamos tres personajes, The Mamzelles, que llegan desde Nebraska, hablan con acento inglés y siempre actúan en cada sitio por un motivo diferente.

—El grupo se formó en una fiesta. Parece toda una declaración de intenciones.
—Surgió así. Todo fue muy fácil, con mucha química entre las tres. Trabajamos bien juntas y la conjunción de nuestras voces funciona. La entrada en el Sona 9 nos ayudó a profesionalizarnos y nos exigió estar a la altura.

—¿Qué significa el concepto de vomitar?
—Al vomitar generalmente no hay filtro, sacas algo de dentro porque no puedes evitarlo. Se trata de hacer lo mismo con los pensamientos y las palabras, decir las cosas como van saliendo.

—The Mamzelles prefiere hablar de lo cotidiano.
—Sí, es más cercano, más nuestro, nos lo creemos más.

—¿Qué reflexión esconde la interpretación de los tres personajes gamberros del trío?
—Nos sirve porque, como las pelucas, nos protege. Explicamos cosas que hemos vivido pero que como Paula, Paula y Bárbara no sabríamos cantar. Los personajes nos ayudan en este vómito, así nos distanciamos y somos menos vulnerables. No hay un mensaje muy premeditado, pero precisamente lo que contamos nos sale de dentro.

—¿Qué visión tienen de la figura masculina?
—La de todo el mundo. Es un tema recurrente. Somos incapaces de crear una canción de amor que sea bonita todo el rato, no nos sale. Cuando algo es perfecto, no lo es siempre.

—En el disco hay temas con estilos muy diferentes.
—No sabemos si eso es bueno que suceda en un mismo CD pero así nos sale. Cada canción es un universo. Un poema de Allen Ginsberg debe tener una musicalidad muy diferente a la de una canción sobre una vagina.

—¿Qué es la generación del tofu?
—La nuestra. Hemos explicado lo que hemos vivido. Nuestra generación es muy dispersa, es difícil perderse porque tienes mucho inputs y cada persona va a su aire. Tienes demasiadas opciones. Tienes un huerto ecológico en la terraza pero estás enganchada al WhatsApp.

—¿Qué significa ser unas señoritas, unas Mamzelles?
—Lo de Mamzelles nos gusta simplemente por su sonoridad. Ser unas señoritas significa tener un grupo con tus mejores amigas y pasártelo bien.

—Cantan en cuatro idiomas.
—Cada canción sale en un idioma. Componer una canción muy íntima en catalán sería demasiado obvio. Preferimos hacerla en inglés para esconder un poco del mensaje. Cada lengua nos aporta algo diferente.