Bernardí Roig posa en sa Llonja rodeado de las imágenes de la instalación. | M. À. Cañellas

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«Sa Llonja está tan llena de espacio que no cabe nada». Con esta actitud de respeto se ha enfrentado el artista Bernardí Roig (Palma, 1965) al edificio gótico de Guillem Sagrera, en el que hoy, a las 21.00, inaugura una intervención titulada Walking on faces.

Roig ha convertido el suelo «milimétrico» de la que fuera sede de los mercaderes en el siglo XV en un gran lienzo de imágenes creado a partir de los rostros ‘enfurruñados’, y de ojos cerrados, de 1.870 ciudadanos, en su mayoría anónimos, que han colaborado con este proyecto.


La instalación se completa con una columna de luz, dos bustos y uno de esos personajes blancos, calvos y de rostro amorfo que caracterizan la obra del artista. Con Walking on faces, Roig reflexiona sobre «la idea de la identidad» y establece «una continuidad entre el interior y el exterior de sa Llonja» mediante un mosaico «de identidades no reconocibles, porque con los ojos cerrados no nos vemos». La mueca, añade, «es la máscara del instante» y, a partir de hoy, cerca de dos mil personas se preguntarán «¿Eso soy yo?», en un trasunto del juego ¿Dónde está Wally?

El tiempo es otro de los conceptos que sustentan Walking on faces, una obra abierta que no tiene fin. Así, los visitantes ‘pintarán’ «con las suelas de sus zapatos» ese lienzo de rostros durante el tiempo que dure esta ocupación de sa Llonja, ese tiempo que, como un reloj, va midiendo nuestra experiencia vital.

Walking on faces. Julio, agosto y septiembre de 18.00 a 24.00.