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Entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, el artista alemán George Grosz (1893-1959) uso su arte como «arma contra la convulsa alemana» y retrató los conflictos sociales y los acontecimientos políticos de la época. Desde ayer, la exposición George Grosz. De Berlín a Nueva York. Obra 1912-1949, basada en 180 piezas entre dibujos, óleos y acuarelas, descubre por primera vez en España su universo «crítico y comprometido» en Caixafòrum de Palma.

Entre 1912 y 1949, Grosz desarrolló «la esencia de su obra», remarcó ayer Annette Vogel, comisaria de la muestra, quien detalló que este recorrido por el trabajo de «uno de los mejores artistas expresionistas de la primera mitad del siglo pasado» se divide en ocho secciones. Los primeros años berlineses, 1912-1914 presenta a Grosz como un joven dibujante dotado de gran talento. Durante esta etapa plasmó «la atmósfera apocalíptica previa a la Primera Guerra Mundial», detalló Vogel. En las dos siguientes fases, Los horrores de la Primera Guerra Mundial y Metrópoli Berlín , el visitante podrá contemplar un antes y un después en la capital alemana. También se refleja el breve paso del creador por el servicio militar, «un estímulo de creatividad», dibujando a las personas como «parásitos, brutales y grotesos».

Sátira

En Compromiso político. El arte como «fusil y sable» y La sociedad de los años veinte , el artista muestra su faceta «más comprometida», ya en la República de Weimar (1919), con «dibujos cargados de una gran sátira social». En 1932, Grosz emigró a Nueva York huyendo de la Gestapo, y aquí arranca la sexta etapa, Un emigrante en Nueva York . «Paisajes, desnudos y cuadros» marcan este momento.

La muestra se cierra con Segunda Guerra Mundial: fracaso y apocalipsis y Después de la Segunda Guerra Mundial . En la primera, el dibujante traza unas piezas marcadas por sentimientos como «la resignación y la desesperación». En la segunda y última, el «fuego político» de Grosz se esfuma, con lienzos de paisajes y cuerpos femeninos.