Vista exterior de la fachada trasera de Can Lis, con increíbles vistas al mar Mediterráneo. | P. Pellicer

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Dar una nueva vida a Can Lis y convertirla en un centro de «estudio, reflexión e inspiración» para arquitectos y artistas. Ésta era la visión que Christen Obel, presidente de la Utzon Foundation de Dinamarca, tenía para esta ‘fortificación’ de marés, obra del maestro de la arquitectura Jorn Utzon, y así lo explicó a Ultima Hora el pasado verano. Ahora, una rehabilitación de la casa, ubicada en Portopetro y cuya fachada asoma a las azules aguas del Mediterráneo, ha hecho posible el deseo de Obel, y será el 1 de abril cuando se instale el primer arquitecto residente, el mallorquín Iván de la Fuente.

La responsable de la rehabilitación de Can Lis ha sido la arquitecta danesa Lise Juel, buena conocedora de la «filosofía y el lenguaje» que Utzon quería para «su hogar». «Era importante devolver a la casa su forma original. La reforma ha sido bastante sustancial, pero no se aprecia en el resultado. Al revés, ha adquirido su simetría original y estoy muy orgullosa de este trabajo que, quizás, sea el más importante de mi carrera», confesó Juel, quien detalla todos y cada uno de los «pequeños retoques».

«Para mí era muy importante respetar la idea original de Utzon. La simetría de esta casa es lo que la hace mágica», continúa la arquitecta mientras entramos en la cocina, uno de los espacios que «más se han modificado». Así, se han eliminado la cerámica del suelo y una encimera, y se han sustituido por pedra de Santanyí para, de esta forma, «unificar toda la casa». En su lugar, una encimera y dos estantes «minimalistas».
La idea minimalista de Utzon también se traslada a los baños, donde un suelo de madera en pendiente sustituye ahora a «una horrible ducha portátil que rompía la armonía del hogar» y también se han «fulminado» una mampara y un agarrador.

«Acogedor»

En la habitación principal, donde residirán los arquitectos y artistas invitados –que percibirán una beca de 740 euros de la Utzon Foundation–, «se ha pulido la madera de todas las puertas y se han añadido pequeños estantes de pedra. Queríamos que fuera un lugar acogedor, donde los residentes pudieran contemplar el mar con tranquilidad mientras estudian, reflexionan o se inspiran en este edificio, en el que queremos que estén en armonía con la naturaleza».

Por fin llegamos al salón y a la terraza, los «espacios favoritos de Utzon. Le gustaba salir a la terraza y tomar el té de las tres junto a su mujer y sus hijos. Para él, la terraza concentra todo el espíritu de Can Lis», y es donde «hemos sustituido algunos materiales viejos por otros nuevos, pero apenas hay ninguna diferencia, salvo que ahora tiene un aspecto más sano». A escasos metros se puede apreciar la fachada que da al acantilado, de la que han retirado dos columnas. «Se añadieron después de su construcción y rompían su estética», aclara Juel, quien agradece la colaboración en la rehabilitación de «arquitectos mallorquines, Patrimonio del Consell y el Ayuntamiento de Santanyí».

Tras el paso de Iván de la Fuente por Can Lis, en mayo será el turno de un grupo de artistas procedentes de Dinamarca, y en junio se instalará una arquitecta, también danesa, «interesada en el estudio de la luz de Mallorca». «Queremos que sea un centro intelectual e internacional», concluye Juel, quien visitará Can Lis «una o dos veces al año» para supervisar el buen funcionamiento del programa de residencia.