Mucho público visitando la exposición de Ñaco Fabré en la planta noble del Casal Solleric. | M. À. Cañellas

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Confirmado. Los galeristas son los nuevos animadores culturales de Ciutat. Ayer, en la octava edición de Art Palma Brunch, volvieron a demostrar su poder de convocatoria, este año con la ayuda de los restaurantes que se unieron a la iniciativa y el apoyo de Cort. Así, el evento, que nació para la promoción del arte contemporáneo, inicia una nueva etapa como elemento dinamizador de la ciudad a la que, esperamos, contribuya a despertar de su letargo de años.

La jornada resultó redonda y el solecito acompañó. Palma parecía más viva, más «cultural», más «cosmopolita», como le gusta decir al concejal Fernando Gilet. Todo gracias «al arte contemporáneo», aseguraba el galerista Pep Pinya, presidente de la asociación Art Palma. Al tratarse de una iniciativa que se celebra por la mañana, «la gente estaba más cómoda, más relajada, y venía a ver arte, más que a hacer el paseíllo, como sucede en la Nit de l’Art, que ya es multitudinaria».

Los deliciosos canapés y las copas de vino y cava también contribuyeron, dando al brunch un puntito burbujeante e innovador. Una hora antes del cierre de las galerías, previsto para las 14.00, el público ya había dado cuenta de las viandas cedidas por los hosteleros.

También fue muy positiva la valoración de Rosa Vanrell, presidenta de la Associació Independet de Galeristes de Balears (AIGAB), entidad que este año se une al proyecto: «Ha acudido mucha gente y creo que ha ayudado el que hubiera más galerías implicadas y que el Ayuntamiento se ha volcado». La experiencia ha resultado «positiva y los que están interesados en el arte repetirán, seguro». Porque un acontecimiento como Art Brunch es, sobre todo, una forma de sembrar para el futuro, más que para la venta inmediata.

Durante el recorrido, amenizado por música, encontramos a dos ‘veteranos’ que inauguraban exposición. Inexplicablemente, Ñaco Fabré nunca había ocupado las salas del Solleric a pesar de haber ganado el Premi Ciutat de Palma. Hoy lo hace en la planta noble, a donde ha trasladado un rincón de su estudio. En la galería Maior, Amador desplegó su discurso sobre a la pequeñez del ser humano enfrentado a la inmensidad del universo con una atractiva instalación que ‘enganchó’. En ella ha volcado todo sus discurso plástico ampliando lenguaje.

En unos tiempos difíciles para el toreo, las tauromaquias de Barceló en Vanrell recordaron que la ‘fiesta’ siempre ha interesado a los artistas, y La Caja Blanca mostraba unas curiosas piezas de Murad Kahn Mumtaz para disfrutar ¡con lupa!.