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La faceta más mediterráneo de Joan Miró se muestra desde ayer en el museo del Claustro de Bramante, de Roma, en el que se presentan por primera vez en la capital italiana algunos de los bocetos, pinturas y esculturas de bronce y terracota más representativas del maestro. Las obras, llegadas desde la Fundació Pilar i Joan Miró de Palma, itinerarán hasta 2013 por Italia.

La exposición Miró! Poesia e luce, que puede visitarse hasta el 10 de junio, muestra el estrecho vínculo de Miró (1893-1983) con la luz, la tierra y el Mediterráneo.

Entre las 80 obras expuestas hay óleos muy conocidos como Mujer en la calle , esculturas de bronce, y los bocetos de algunos de sus grandes murales.

El visitante se sumerge progresivamente en las inquietudes y las pasiones que el pintor desarrolló a lo largo de su vida, aunque la muestra se centra especialmente en los últimos 30 años de vida de Miró, cuando estaba asentado en Mallorca y su obra era reconocida a nivel mundial. Así puede observarse la evolución entre su pintura de la década de los sesenta, cuando su iconografía se vuelve abstracta y la década de los setenta, cuando los viajes a Japón de 1966 y 1969 y las obras del artista abstracto americano Franz Kline dejan un solo color -preferentemente el negro- en sus cuadros.

Según los organizadores de la muestra, estos últimos años del artista están marcados por la recuperación de sus temas favoritos, las mujeres, los paisajes y los pájaros, y por la incorporación de materiales como el papel de lija, la madera y los clavos.

A ello se une una inquietud por utilizar objetos del mundo cotidiano, que se refleja en las esculturas Pájaro apoyado en un árbol (1970) o El equilibrista (1969), donde Miró crea figuras de bronce a partir de jarras, muñecas, latas e incluso un fuelle.

Según la Fundació Pilar y Joan Miró, es el premio Guggenheim de 1958, tras la realización de dos mosaicos de cerámica para la sede de la UNESCO en París, lo que le permite instalar su estudio en la casa señorial de Son Boter, del siglo XVIII y acondicionada por su amigo el arquitecto Josep Lluís Sert, donde el artista creará sus obras de madurez.

Taller

Una recreación de dicho estudio cierra la visita al museo romano, y es en ese espacio donde la mezcla imposible de máscaras de oceanía, rocas, mariposas y recortes de periódicos conviven en un lugar con la piedra y la arcilla típicas de la arquitectura mediterránea y el cemento.

Es aquí, después de un recorrido cronológico y temático, donde el público entrevé la complejidad del proceso creativo del pintor, que consigue plasmar influencias de medio mundo en unas obras que hunden sus raíces en la cultura mediterránea más universal. La muestra fue inaugurada ayer por el alcalde de Roma, Gianni Alemanno; el regidor de Cultura de Palma, Fernando Gilet, y la directora de la Fundació Miró, Elvira Cámara.