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La habitación 201 del centenario Gran Hotel La Perla de Pamplona, fundado en 1881, fue el centro de operaciones del escritor Ernest Hemingway durante sus estancias en la capital navarra, a la que viajó en varias ocasiones entre las décadas de los años treinta y cincuenta del pasado siglo. Ahora, este establecimiento le rinde homenaje con la colocación de un busto en su vestíbulo, una obra del escultor Damià Ramis.

El artista, que coincide con Hemingway en su afición por la pesca, dice que el autor de Por quien doblan las campanas , un enamorado de las fiestas de San Fermín y de los toros, «no era un personaje como los demás, me enganchó desde que de joven leí El viejo y el mar , era una persona que se comía la vida a bocados». En el busto, a tamaño natural, «le quise reflejar como un personaje ya vivido, un poco quemado, con la mirada un tanto cínica, simpática, de ahí esa media sonrisa cómplice como de un hombre que ha vivido la vida intensamente». El Gran Hotel La Perla, en el que se hospedaron desde los reyes Alfonso XII y XIII hasta Orson Wells, es un lugar de «peregrinación» de turistas estadounidenses que siguen la huella hispana de Hemingway. A ellos, y a todos los que viven y visitan Pamplona, va dirigido un deseo del escultor: que cuando miren el busto del escritor, «les provoque, les entren ganas de ir de copas con Hemingway», bromea.