Un restauradora trabaja en una de las esculturas en la que se ve la mancha blanca de las sales.

TW
2

Las sales han vuelto a aflorar en las esculturas del Portal del Mirador de la Seu, una zona del edificio que, junto al resto de la fachada que da al mar, sufre un desgaste constante. De hecho, en la pared exterior de la sacristía, el marés se ha deteriorado tanto que se deshace en la mano como si fuera arcilla. Dos restauradoras toman muestras que se enviarán a analizar a Zaragoza en paralelo a otras que se investigan en la Universitat de les Illes. Se trata de un chequeo para conocer si las sales, que se 'comen' la piedra, proceden del interior de la misma o las producen agentes externos.

«Tras la restauración, esta obra necesita un mantenimiento constante», comentó Bartomeu Bennassar, aparejador diocesano.

«Necesitamos saber si las sales surgen por los materiales o morteros utilizados cuando se construyó la Seu o si es sólo por la acción del mar o del geiser del Parc de la Mar. Una vez que tengamos los resultados de los análisis, haremos un informe y se lo enviaremos al Ayuntamiento para que ponga las cartas sobre la mesa, porque yo estoy convencido de que el geiser es dañino; además, la brigada de mantenimiento me dice que cuando hace viento el agua llega hasta aquí [el portal], pero esto no es nada nuevo, hace años que lo estamos diciendo». El chequeo incluye la limpieza y consolidación de la piedra y la obra, con un importe de 120.000 euros, la sufraga el Cabildo.