Mariss Jansons, ayer, dirigiendo a la Filarmónica de Viena en el tradicional concierto del primer día del año. | Efe

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En un radiante canto al optimismo en el primer día de 2012, el maestro letón Mariss Jansons (Riga, 1943) dirigió ayer con fuerza y brillantez un concierto de Año Nuevo cargado de alegría, delicadeza y reflexión. En Palma, la música al estilo vienés también sonó como preludio de un año de recorte culturales. Fue en el Teatre Xesc Forteza de Palma con los pianistas Maria Victòria Cortès y Francesc Blanco.

En Viena, Jansons, que había prometido «alegría y entusiasmo», quiso transmitir esos sentimientos desde el mismo comienzo del concierto a los espectadores que abarrotaban el Musikverein, decorado con miles de rosas y margaritas llegadas desde San Remo (Italia). A las polcas y valses de los Strauss se unieron este año por primera vez dos piezas de La bella durmiente de Piotr Chaikovski (1840-1893).

En el Teatre Xesc Forteza de Palma, el dúo de pianistas Blanco-Cortès abordó a cuatro manos un programa también protagonizado, en la primera parte, por valses y polcas firmadas por J. Strauss II, mientras que en la segunda estaba previsto que la velada finalizara con otra composición emblemática de estas fechas, El Danubio azul.