TW
3

Un centenar de personas se acercaron ayer a la iglesia de Sant Marçal, en sa Cabaneta, para dar un último y emotivo adiós al violinista y compositor Bernat Pomar i Pomar.

Un grupo formado por quince ex alumnos ofreció un pequeño homenaje al compositor mallorquín haciendo lo que él les enseñó, tocar el violín. Acompañaron con música de Bach a los familiares, alumnos y amigos que iban llegando, hasta que Antoni Garau, rector de la parroquia, inició la misa.

Tras las primeras oraciones, pronunciadas por los asistentes con solemnidad y respeto, Paco Muñoz, amigo del fallecido además de sacerdote, ofreció unas emotivas palabras para aquel «que se hizo grande con los grandes y pequeño con los más pequeños», aludiendo a su importancia en el panorama musical, «que dejó huella en toda Mallorca», así como a su faceta pedagógica, «por los muchos a los que enseñó».

Especialmente emotiva fue la carta de una joven, que reside en Valencia y no pudo asistir, en la que muestra su gratitud a Pomar «por haber sido tan especial», alguien a quien siempre recordará como «aquel que desprendía música en todo lo que hacía» y de quien asegura: «La persona que soy hoy viene determinada por su paso en mi vida».

Algunas de las obras compuestas por Bernat Pomar sonaron al terminar la vigilia, gracias a los ex alumnos, mientras los asistentes se acercaban para dar el pésame a los familiares.