Una pieza de Miró, procedente de Mallorca, que se pudo ver en la Tate de Londres. | Francesca Socias

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Los príncipes de Asturias inaugurarán el próximo sábado una gran retrospectiva de la obra de Miró en la fundación de Barcelona que lleva el nombre del artista, titulada L'escala de l'evasió. La muestra se centra en el compromiso político de Miró mediante 150 obras procedentes de colecciones públicas y privadas de todo el mundo y es una oportunidad para disfrutar en directo de sus pinturas más emblemáticas.

El montaje llega a Barcelona procedente de la Tate Modern de Londres, donde se inauguró el pasado mes de abril. En la Fundació Miró, coproductora de la misma junto con la citada institución inglesa, permanecerá hasta marzo de 2012 para viajar después a la National Gallery of Art de Washington.

Joan Miró. L'escala de l'evasió ha sido comisariada por Matthew Gale y Marko Daniel con la colaboración de Teresa Montaner. Por su parte, la Fundación Pilar i Joan Miró de Palma aporta una obra y una de las telas quemadas con las que Miró experimentó en los años 70, procedente de una colección privada de Mallorca, también se incluye en el montaje. Al mismo tiempo, los comisarios viajaron a la Isla para vivir y sentir la presencia de Miró y su legado, impregnarse de ese Territori Miró donde vivió su propio exilio interior, en pleno triunfo del franquismo, cuando, tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial y el avance del nazismo, tuvo que abandonar París y en Mallorca halló su refugio. Aquí pintó la serie Constelacions al inicio de la década de los años 40 y una de ellas, la titulada L'escala de l'evasió, da nombre a la exposición.

La escalera ya había aparecido en Perro ladrando a la luna, de 1926, que también forma parte de la muestra, y es un elemento iconográfico que repite en su trabajo para mostrar su rechazo a una situación social y política que le atormentaba. En este cuadro encontramos al Miró que ya decide abrazar el surrealismo. La masía (1921-1922), una de sus pinturas más populares y admiradas, refleja ese amor a la tierra, en este caso su Catalunya natal, y su primer propietario fue el escritor Ernest Hemingway. Esta tela capital comparte protagonismo en la muestra, por ejemplo, con Cap de pagès català (1924-1925); Aidez l'Espagne, un cartel que diseñó en apoyo al gobierno de la República, o El segador (Pagès català en revolta) (1937). Posterior es el tríptico de 1974 L'esperança d'un condemnat a mort, que Miró finalizó pocas semanas antes de la ejecución del joven catalán Salvador Antich por el régimen de Franco.

En definitiva, la muestra recopila una larga trayectoria de experimentación plástica y de compromiso vital con la libertad y la justicia. Lo explican así desde la fundación catalana cuando comentan que «pone de manifiesto el compromiso político del artista a lo largo de su vida», recuerdan que «la catalanidad y la ligazón que Miró mantiene con su tierra son incuestionables», y que su trabajo se expresó siempre «de manera radical y pionera».