El cineasta mallorquín Joan Carles Martorell, en el centro de Barcelona. | Carles Domènec

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Plenamar es el primer cortometraje que el cineasta Joan Carles Martorell (Palma, 1981) ha rodado en Mallorca y será presentado el 25 de octubre en la sección competitiva La noche del corto español de la 56 Semana Internacional de cine de Valladolid (Seminci) El guión es de Laia Ordóñez.

-¿Cuál es el argumento del cortometraje Plenamar?
-Plenamar es un proyecto que desarrollamos en 2010 por encargo de la productora Cinètica Produccions, que lleva Luís Ortas, ex presidente de los cineastas de Balears. Es mi primer corto rodado en Mallorca, filmado en distintas calas del sur de la Isla. Es una historia de tres personajes en un velero que van por lugares como Es Trenc, Sa Ràpita o Cabrera. Está lleno de primeros planos con una técnica de interpretación de improvisación. Juntar a doce personas en un velero podía haber salido muy mal pero todo fue bien. Y eso que vivimos una tormenta de fuerza 7.

-En Microfísica, su anterior cortometraje, rodaba una historia sencilla de una forma refinada.
-Aquí vuelve a pasar lo mismo. Es la historia de una infidelidad que pasa cada día a cualquier persona. Hace unos años leí Anatomía del amor (Anagrama) de la antropóloga Helen E. Fisher, una mujer educada en Berkeley en los años 70, en plena revolución de género. Ella empezó a mezclar ciencia tradicional y cultura. En el libro explica las razones de la infidelidad femenina, que no tienen nada que ver con la masculina. Son cuestiones más sofisticadas y sutiles, que pocas veces se han explicado en el cine o la literatura. Siempre ha aparecido una visión masculina. Si ella es infiel suele ser por su infelicidad, porque su marido la engaña o se ha enamorado de otro. Fisher explica que también hay mujeres, el volumen más importante, que lo son porque sí.

-Viven una vida que no desean.
-Hablo de alguien a quien todo le va bien pero da un paso más en su vida. El libro de Helen E. Fisher me cambió. Las razones de la infidelidad femenina no se comentan porque son tabú. En Plenamar presento unas circunstancias y emociones para que el espectador deduzca lo que ha sucedido. Se basa en una historia real que me contó una amiga. Ahora pondremos en marcha la web documental infieles.cc. Habrá relatos, imágenes, vídeos y otros elementos sobre la infidelidad femenina.

-Su estilo se acerca al ensayo.
-Sí, es el estilo de cine que me gusta. El otro día hablaba con Toni Bestard, que también estrenará en Valladolid. Sus referentes de joven eran películas de Spielberg como Tiburón o E.T. Me gustan pero no motivaron que yo llegara al cine. Sí los casos de Jean-Luc Godard, Peter Greenaway, Wong Kar Wai o Michael Winterbotom, con un cine más cerebral, de tesis, de hacer preguntas. Rafa Cortés es el gran director que tenemos en Balears, con quien he colaborado en This is the name, su último proyecto. Es una lástima que no pueda hacer más películas.

-¿Cuál es la vida de un director de cortometrajes?
-Sería un desastre absoluto si sólo hiciera esto. En Plenamar todo el mundo ha cobrado menos yo porque mi sueldo es una participación del 30% de la producción. Tengo la suerte de haberme interesado desde hace tiempo por Internet que es lo que me da de vivir. El cine ha perdido su hegemonía económica y compite con los videojuegos, Internet, las series de televisión y el ocio nocturno. Soy optimista en el sentido de que el cine tiene ahora un contexto más promiscuo, con propuestas que conviven con las nuevas narrativas. El problema es que todo el engranaje institucional e industrial no está preparado. Es una época de total decadencia y convulsión social, un momento en el que suceden cosas interesantes.