En la orilla, sobre las rocas o en el agua, las novias fueron las protagonistas de la playa. | P. Pellicer

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¿Qué les viene a la cabeza si les digo que se imaginen a una novia? Seguramente, verán a una mujer con un precioso vestido blanco. Y, si se dejan llevar , puede que recuerden a alguna joven, o a usted misma, sobre un hermoso coche de caballos llegando a una iglesia y, luego, a un banquete carísimo con varios cientos de invitados. Las bodas se han convertido en ritos, en actos estereotipados y caducos. Así lo cree la artista Tanit Plana, que ayer reunió a un centenar de mujeres vestidas de novia en la playa de Can Pere Antoni para grabar Et vols casar amb mi?.

La acción, que persigue «dinamitar» estereotipos sobre el imaginario de la mujer, las bodas o la pareja, formará parte de la exposición Per Sempre que llegará en septiembre a Caixafòrum. En ella se podrán ver otras acciones grabadas en Tarragona o Lleida.

Solteras, casadas o divorciadas, el estado civil no importaba ayer. Tampoco si el traje era propio o prestado. «Para que esté guardado en el armario, mejor usarlo», decía una participante en remojo, mientras otra, sobre las rocas, lucía, impoluto, el vestido de boda de su madre. ¿El fin?: «Hay un conflicto entre la tradición y lo que hoy somos; entre lo que vemos en las películas de Hollywood y la vida real», explica la artista, quien sostiene que «la idea clásica de la novia no tiene nada que ver con las mujeres de hoy en día» y el arte «me sirve para hacer preguntas, mover imaginarios y dinamitar compartimentos estancos». Ayer un centenar de novias, arrastradas por la marea, dijeron en voz alta «sí quiero» romper iconos, estereotipos e ideas equivocadas sobre la mujer casada.