Música y teatro son los ingredientes del espectáculo que ofreció ayer Mónica Naranjo. | Nuria Rincón

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Convertida en una estrella de cine negro para el espectáculo Madame Noir, que se pudo ver anoche en el Trui Teatre de Palma, Mónica Naranjo derrochó voz, energía y poderío sobre las tablas durante este montaje. La cantante entonó temas propios acompañados por una escenografía al más puro estilo Broadway.

Cerca de 1.000 personas acompañaron a Naranjo en su regreso a los escenarios, después de que se retirase temporalmente tras la publicación de su último largo de estudio, Tarántula (2008). La cantante, con vestido plateado y pelo recogido, hizo enloquecer al público desde el minuto uno, al aparecer entre las gradas cantando Lágrimas de escarcha, de su disco Chicas malas. Aplauso ensordecedor.

La voz impresionante de Naranjo es la protagonista de Madame Noir, título del espectáculo y también del nombre del personaje ficticio que interpreta con soltura y desparpajo.

El público le acompañó con la interpretación de Miedo, tema incluido en su debut español, Palabra de mujer; Mi vida por un hombre, Para siempre o E Poi.

Excesos, mucho maquillaje y aires de grandeza fueron los ingredientes de esta propuesta de casi dos horas, que estaba prevista que finalizase alrededor de la medianoche y que transformó el escenario en un backstage de una obra de teatro musical de los años 40 y 50, con tintes de cine negro y con un guiño a la parodia.