Valencia acoge la primera retrospectiva dedicada al dibujante catalán afincado en Mallorca y Premio Nacional de Cómic. | Redacción Cultura

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Desde los dibujos más primerizos de Francesc Capdevilla Max (Barcelona, 1956), áquellos que se publicaron en las revistas underground de principios de los setenta cuando sólo tenía 17 años, hasta los más actuales, vinculados a la época de Bardín, se exhibirán desde el 5 de mayo en el Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad. Será con motivo de la exposición Panóptica, la primera gran retrospectiva dedicada al dibujante catalán afincado en Mallorca desde los 80 y Premio Nacional de Cómic.

Max y la comisaria Marta Sierra han buceado los últimos dos años en el archivo personal del ilustrador para seleccionar 110 obras que ofrecerán una visión total de su trayectoria. «La selección ha sido muy complicada porque implicaba descartar muchas cosas», lamenta Max, quien detalla que la muestra se divide en cuatro etapas, las cuatro décadas de su dibujo.


Cuatro décadas

«En los 70 era todo muy loco». La improvisación y la frescura eran parte del espíritu de los artistas que trabajaban en Barcelona y que trataban «de romper las convenciones» cuando aún les amenazaba la censura. Entonces, el dibujo era secuestrado por la policía y éste se distribuía de forma clandestina. Era finales de los setenta cuando Max se relacionaba con «los iniciadores del movimiento», dibujantes como Mariscal o Nazario. Y de ahí a los ochenta, donde desarrolló el grueso de su obra y logró gran popularidad con su publicación mensual en El Víbora. «Fue una época preciosa, de trabajar mucho y ganarme la vida dibujando», recuerda.

Max ha desarrollado también una importante faceta como ilustrador. Coincide en los noventa y con su etapa más experimental. Portadas de libros y discos, postales, calendarios, ilustraciones para prensa o revistas se exhibirán también en esta muestra, que concluirá con una serie de trabajos dispersos realizados desde 2000 y Bardín. ¿Lo más reciente? «Una página para la web de El País», responde.

Echando la vista atrás, Max cree que ha ganado «mucho más de lo que he perdido. Se ha perdido ese hacer las cosas sin pensar, aquel buen ambiente...», explica y define la etapa actual como «una especie de madurez a base de sencillez. Mi dibujo ahora es muy minimalista y busca a la vez conseguir un impacto visual». Que no añore el tiempo pasado no significa que no se haya emocionado al «ver los originales de los primeros años de El Víbora. Son muy bonitos».

De momento, la exposición no visitará Palma. En noviembre, se trasladará a México y en 2012 llegará a Córdoba, en Argentina.