Imagen promocional de Sergio Dalma.

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En 1991 nuestro protagonista tenía 27 años y acababa de grabar su primer disco a cambio de unas pocas pesetas. La discográfica decidió etiquetarlo como la' nueva voz de la canción melódica'. Vistos los resultados, no andaban mal encaminados. Veinte años después, Sergio Dalma es uno de los tres intérpretes españoles que más discos ha despachado a esta y la otra orilla del charco. Hoy actúa en el Auditòrium con las entradas agotadas.

El amor y su ausencia constituyen las constantes de una obra que carga con once álbumes y más de ciento treinta canciones a las espaldas y que, a través de la balada pop, reivindica su vigencia en este mundo pasado de vueltas donde todo se consume con atropello y luego se desecha para siempre. Esta noche presentará Via Dalma (2010), un muestrario de versiones que estrechan lazos con la canción italiana. «Hace mucho tiempo que deseaba registrar un disco de concepto como éste, no lo he hecho antes porque se trataba más bien de un capricho que de una necesidad, sin embargo el resultado ha gustado mucho», comenta satisfecho. Via Dalma se asentó en lo más alto de las listas para conquistar el Disco de Oro en su primera semana, pocos meses después dio comienzo la gira de presentación, es fantástico comprobar cómo está cuajando la gira, cuando me subo al escenario me siento en deuda con el público y trato de no defraudarles». Le preguntamos si aún le genera cierto desasosiego avanzar por las tablas y colocarse frente al haz de luz, entre risas confiesa «desde luego, es una sensación que siempre me acompaña, cargo con la responsabilidad de entretener a quien ha gastado su dinero en mi espectáculo». ¿Y qué hay del sambenito que le señala como el eterno buen chico de la canción melódica?, «tonterías, quien me conoce sabe que no soy perfecto". Va bien saberlo.