Vista general de la cartoixa de Valldemossa. | S. Amengual

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La juez no tiene dudas: Frederic Chopin y George Sand se alojaron con sus hijos en la celda número 4 de la Cartoixa de Valldemossa y el piano que se exhibe en la celda 2 «no fue ni visto ni tocado nunca por Chopin». De hecho, la juez ordena que se deje de publicitar como se ha hecho desde 1911 que el compositor y la escritora estuvieron en la celda número 2, exige la retirada del instrumento y ordena a la empresa Ferrà Capllonch que informe sobre el fallo judicial.
La sentencia dada a conocer ayer será recurrida por la empresa propietaria de la celda número 2 ante la Audiencia Provincial. El fondo de la disputa judicial era una demanda por publicidad ilícita. Los propietarios de la celda número 4 reclamaban que se dejara de mostrar la otra dependencia tal y como se hacía desde hace un siglo como la que acogió a la pareja y que se retirara el piano, que lleva allí desde 1931.
Para decidir sobre la celda en la que vivió la pareja del 15 de diciembre de 1838 al 3 de febrero de 1839, la juez se basa en tres pruebas: una carta escrita por un testigo presencial, que dice que estuvieron en la 4 o en la 5; el registro de 1845 y varias pruebas practicadas sobre dibujos de Maurice Sand, hijo de la escritora. Además, recoge hasta 27 documentos sobre la estancia de Chopin y Sand en la Cartoixa. La conclusión es que alquilaron la que entonces era la celda 3 al cura de San Nicolás.

Peritos

En 1845 se escrituraron las distintas estancias y se empezó a contar la celda prioral que hasta entonces se llamaba por ese nombre y que pasó a ser la celda 1. Así, la 1 pasó a ser la 2; la 2, la 3 y la que ocupó la pareja pasó a ser la 4. La juez ha valorado también el informe de tres peritos sobre los dibujos y señala: «La única celda que supera con éxito la prueba pericial en todos y cada uno de los dibujos examinados es la celda 4, no la 2, ni la 3 ni ningún otro punto».
La juez es aún más concluyente con el piano. Desde hace ochenta años, un piano fabricado por los artesanos Oliver Suau era identificado como el que tocó el pianista. A partir de los informes periciales, la juez concluye que este instrumento se fabricó una década después de la estancia de Chopin. Ante la mala calidad del instrumento que tenía en la Cartoixa, que su pareja calificó como «pobre piano mallorquín», el músico encargó uno a una fábrica en París. Según la juez, el que ahora se exhibe es mejor que el que pidió en Francia, por lo que no puede ser al que se refiere Sand. El piano declarado falso incorpora un sistema que fue patentado en Inglaterra en 1842, cuatro años después de que Chopin se fuera de la Isla.