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Los resultados obtenidos de la excavación en el poblado talayótico de Ses Païsses, durante la campaña de este último verano, «desmontan la imagen tradicional de que era una sociedad de guerreros que habían venido de fuera y que tenían un rey o jefe», dice el director de los trabajos, el arqueólogo Javier Aramburu, cuya teoría es que «se trataba de una sociedad muy igualitaria».

Aramburu se refiere a lo talayóticos que vivieron en Ses Païsses hacia el año 800 antes de Cristo, «ganaderos básicamemte, también agricultores, que no habían llegado al nivel de diferenciación social» que alcanzaron después los baleáricos hacia el 500 antes de Cristo.

Aramburu cuenta que este año, en una excavación subvencionada por el Consell con 18.000 euros, «excavamos uno de los edificios más antiguos de Ses Païsses» que, tras un incendio, se convirtió en cabaña y después en corral porque «cada centuria, aproximadamente, se daba una transformación del poblado, había muchos incendios y se volvía a construir encima». Como anécdota relata que «encontramos entera la puerta de la cabaña, una estructura de ramas, que se quemó y cayó, pero se conservó entera. Es uno de esos hechos que no aportan mucha información científica, pero te permiten entrar en el túnel del tiempo».

En la poca en la que se construyó el citado edificio, que era una vivienda, el poblado se organizaba en círculo en torno al talayot con las viviendas todas iguales, «como los pareados de hoy», y el trabajo se hacía en común en un inmueble de mayor tamaño. En este momento, en el 800 a. de C., «las labores artesanales se hacían en este espacio común, allí se molía, se trabajaba, encontramos restos de todo tipo, molinos, semillas, hogares, silos para almacenar, al contrario que sucedió con el solar de la vivienda», explica el arqueólogo. Todo ello «refuerza» la idea de que se trababa de una sociedad igualitaria. Sin embargo, con el paso del tiempo, cuando ese edificio-vivienda se convirtió en corral, «la sociedad había cambiado», el corral estaba asociado a un edificio y entonces «sí parece que había un poderoso en el poblado». En dicho corral «hallamos hasta 14.000 restos de huesos de animales, cabra, oveja, vaca y cerdo, además de algunos, pocos, moluscos». En cuanto a hallazgos vistosos, Aramburu dice que «no salió ningún elemento de metal, sólo cerámica y huesos, para el trabajo utilizaban objetos de hueso; en esta época, los metales siempre están en escondites».

Finalmente, el arqueólogo se queja del estado actual del poblado. «Todavía no está a la altura de la media de los yacimientos arqueológicos del resto del país».