El rock acelerado de la veterana formación pamplonesa Barricada congregó a más de tres mil fieles en el recinto del Palma Arena. | P. Pellicer

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En aras de satisfacer a todos los públicos, la XI Fira del Disc arrancó con uno de los carteles más atípicos y aparentemente antagónicos de cuantos configuran su trayectoria. Barricada echó el cierre a la edición de este año con un accidentado recital donde la electricidad a chorro estranguló la voz de Enrique Villareal, alias El Drogas. Lo hizo frente a más de tres mil personas. Fue una pena comprobar la inanidad de su propuesta actual, a quiénes se les respetaba por su excéntrica cordura, por su magnética manera de salirse de un orden, de una norma, algo que parecen lejos de volver a alcanzar. Pese a protagonizar un maratoniano y torrencial show, ni su estado de forma ni su oferta sirvió para prolongar la fe en aquellos a quienes consideramos grandes en la pasada década. El hip hop de Morodo y el garaje-pop desmelenado de los asturianos Doctor Explosión clausuró las jornadas de viernes y sábado, respectivamente.

Premiados

Después de superar tres ajustadas rondas de deliberaciones, el cuarteto Gran Sol se hizo con el SonoPalma. Por su parte, el trío Kausa se impuso en la categoría de 'nuevas tendencias', otorgado el viernes; Gran Sol en la gramática 'pop-rock', el sábado; e Hijos de la Kaky hizo lo propio en la categoría 'hard-rock', la pasada jornada de domingo. Las tres bandas percibirán un premio de mil euros, a sí como la inclusión en el cartel de la próxima revetla.

Al hacer balance, no hay más remedio que acudir a la escurridiza lógica de la botella medio llena o medio vacía. Las cifras: 4.000 espectadores la jornada inaugural, 2.000 el sábado, y 6.000 ayer. Botella medio llena si pensamos que éstos índices ponen de relieve un nuevo récord asistencial, circunstancia a tener en cuenta en una edición marcada por el escaso reclamo de un cartel herido por la crisis, y entre cuyas referencias muy pocos tienen la capacidad, hoy día, de convocar a un gran número de seguidores. Botella medio vacía al comprobar que, previamente a las actuaciones, el aspecto del interior del Palma Arena acontecía un tanto desangelado. Abriendo un interrogante que plantea si el auténtico motor de la feria es su riqueza melómana o sus actuaciones musicales accesorias. Una incógnita despejada a todas luces por el arrollador poder de convocatoria de Barricada.

Con todo, la Fira del Disc sigue siendo un evento de bandera, un referente ineludible de la heterodoxia musical de entresiglos y un rastreador de tendencias bastante fiable. Da gusto, por otra parte, toparse con un público mayoritariamente melómano entre el que no resulta difícil encontrarse a un tipo con una camiseta de The Smiths.