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Saramago era «una persona de curiosidad infinita», «un escritor universal, un autor extraordinario con una obra extensa y diversificada», recordaba ayer el profesor Perfecto Cuadrado en el homenaje que se rindió al Nobel portugués en la clausura de las Converses Literàries de Formentoe. Junto a él, la emocionada viuda del escritor, Pilar del Río.

El tributo al padre de Ensayo sobre la ceguera, Caín o Tierra de pecado fue un recorrido por su trayectoria, un repaso a sus títulos más significativos, el recuerdo de su personalidad y de sus viajes a Mallorca, en 1994, a Menorca, en 2004. Después de las palabras de Perfecto Cuadrado, cerró el acto Pilar del Río, quien compartió que «para Saramago escribir era como hacer música. Para él, la novela no era un género, era un lugar donde todo cabe y se armoniza». La traductora tuvo también palabras para su emocionado compañero de mesa, el profesor Cuadrado. «Saramago seguía tu obra, del mismo modo que tú seguiste la suya».

Además de este homenaje, la clausura de las jornadas literarias contó con la tertulia Descobrint el jo, con Vicente Verdú, Esther Tusquets y Carme Riera, y Homenatge al jo que fórem, con Hans Magnus Enzensberger, Rafael Argullol y Luis Goytisolo.

Enzensberger expresó su «desconfianza por la autobiografía». Es «aburrida», además «soy incapaz de escribirla. La vida de los demás es más interesante que la mía», decía el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades de 2002, quien sostuvo que «es casi imposible» conocerse y por ello la autobiografía «tiende a convertirse en una mentira» y «en una forma de ficción».

Las conversaciones finalizaron con un cóctel para todos los participantes.