Imagen de los restos que encontró la Policía Nacional en colaboración con los servicios de Patrimonio del Consell en septiembre de 2008. | Alejandro Sepúlveda

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La Fiscalía y el Consell Insular piden una condena de dos años de cárcel para dos hombres, de 30 y 31 años, por la «extracción indiscriminada» de restos arqueológicos submarinos. Los dos están acusados de un delito contra el patrimonio cultural y ambos justifican en una herencia de sus abuelos que el Cuerpo Nacional de Policía encontrara un centenar de vasijas y otros restos en sus domicilios. Los dos hombres fueron detenidos en septiembre de 2008.

El Consell valora los restos aprehendidos por la policía en una horquilla entre los 50.000 y los 90.000 euros; si bien, el jefe del Servei de Patrimoni, Miquel Barceló, aclaró que es una estimación parcial, dado que alguno de los objetos de mayor valor podrían por sí mismos alcanzar esa cifra. El grueso de lo incautado son piezas medievales, islámicas y romanas. También hay un lingote de plomo romano y una pieza greco-itálica que podría datar del Siglo III a. C. e incluso una talla cartaginense que representa a la diosa Tanit.

Los dos jóvenes defendieron en el juicio que las piezas llevaban toda la vida en sus domicilios familiares y afirmaron que los hallazgos fueron realizados por dos abuelos suyos que eran marineros. Uno de los acusados llegó a aportar varias fotografías antiguas de un antepasado suyo con vasijas y otro dijo que una tía suya tenía imágenes similares en sa Rápita, pero que por un problema de tiempo no pudo traerlas a la vista. Al hilo de esta manifestación, el magistrado recordó al acusado que lleva imputado en esta causa dos años.

Arqueóloga

Sin embargo, la defensa de los acusados se vino abajo tras la declaración de la arqueóloga que examinó los restos y que intervino en los registros de los domicilios de Palma y de sa Torre (Llucmajor). Ésta explicó que varios de los objetos tenían restos de lodo fresco, lo que indica que no llevaban fuera del agua más de tres semanas. Estos sedimentos son típicos de objetos rescatados en grutas y cuevas submarinas de agua salobre. Otros, extraídos directamente del mar estaban aún húmedos, señal de que habían sido tratados de forma reciente para quitarles el salitre. Según la arqueóloga, sin esta manipulación, la vasijas se habrían deshecho en unos seis meses.

Además de constatar que la mayoría de las piezas acababan de ser sacadas del agua, la funcionaria relató que los padres de uno de los acusados le dijeron durante el registro que su hijo había sacado los restos del mar. Ayer, en el juicio, varios familiares testificaron a favor de los acusados e insistieron en que había restos arqueológicos que provenían de sus familias.

El jefe de servicio de Consell insistió en que el mayor daño que los expoliadores causaban era la destrucción del yacimiento y señaló que la institución lo único que pretendía era saber de dónde provenían estos restos.