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El Teatro Tantarantana de Barcelona acogió la pasada semana la situación del panorama de la dramaturgia en Balears y su relación con Catalunya, que contó con la presencia de los directores Josep Pere Peyró y Rafel Duran, la actriz Margalida Grimalt, el productor y actor Joan Gomila, y Pep Cerdà, delegado de teatro del Govern. La mesa redonda tuvo lugar al terminar la representación de El solitari oest, de la compañía La Fornal con Moll Oest Espectacles, y que dirige el menorquín Pitus Fernández.

La idea más recurrente del debate fue la situación de cambio en los últimos años del teatro en Balears, aunque los ponentes ofrecieron diferentes puntos de vista. «Las cosas han cambiado a positivo», afirmó Duran, quien comentó que «hace 15 años era imposible una coproducción con un reparto como el de Mort de dama, con 19 actores, mientras que ahora ha sido muy fácil». El dramaturgo mantuvo que «cuando se producen obras en Balears es muy difícil llegar a Catalunya», y matizó que «las empresas que funcionan en Balears son las privadas y, por ejemplo, las producciones del Teatre Princjpal no salen fuera».

En ese sentido, Gomila explicó que «muchos intérpretes de las Islas se han formado en Catalunya y han trabajado en los teatros catalanes y en TV3, pero a nivel de compañías es más difícil». El actor y productor de Manacor aclaró que «la dificultad es crear el mercado para que las compañías pequeñas lleguen a Catalunya y lo que nos interesa son las coproducciones y unirnos para actuar en Catalunya y en Valencia».

Por su parte, Cerdà confirmó que «Catalunya y Balears forman parte del mismo mercado y comparten un tipo de teatro, algo que se nota al salir a otras comunidades», y puso como ejemplo el caso de «toda la gente de teatro que vive en Balears y es llamada para trabajar en Barcelona».

Es el caso de la actriz Margalida Grimalt, quien manifestó que «el problema no es artístico porque aquí hay mucha gente mallorquina completamente integrada en Catalunya».

El más crítico fue Peyró. «Creo que no existen vasos comunicantes entre Catalunya y Balears», expuso. El autor y director ratificó que «hay mucha gente que trata de crear estos puentes, pero sólo se crean a nivel político e institucional, con un intercambio de postalitas, pero no creo que el teatro mallorquín sea capaz de crear un público en Catalunya».

Peyró, que dijo que «el tejido teatral en Balears es opaco», apostó por «hacer que sean los creadores lo que crean los vínculos, sin estar condicionados por las audiencias». El dramaturgo confesó que «en el teatro actual estamos viviendo un momento de transición sin demasiada chicha, como consecuencia de tener una sociedad demasiado infantilizada», y deseó que «la crisis nos reubique a todos y que las obras dejen de hablar de las necesidades del mercado y empiecen a hablar del mundo de los autores».