Un centenar de personas asistió ayer al acto institucional de celebración del aniversario de la biblioteca que se cerró conm un concierto del grupo Cappela e el patio de Can Torró. | Elena Ballesteros

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Fue pionera no sólo en Mallorca, sino a nivel de todo el Estado revolucionando, en 1990, el concepto de biblioteca pública. La biblioteca municipal de Can Torró, un hito en la historia cultural de Mallorca, celebró anoche en Alcúdia su vigésimo aniversario y lo hizo en medio de un gran revuelo cultural, empresarial y político, en un acto institucional al que asistió más de un centenar de personas.
Can Torró fue la primera biblioteca de España en abrir los domingos, la primera con hilo musical continuo, sin límite de préstamos y que concedía libre acceso a todos sus documentos en un momento en que los ejemplares más valiosos aún se guardaban bajo llave en el resto de centros de lectura públicos. Introducía por primera vez el sistema de préstamo de juegos, hoy tan de moda, y en 2003 volvió a ser pionera al estrenar la primera ludoteca de las Illes.
Fue el librero alemán Reinhard Mohn (fallecido en octubre de 2009), creador del Círculo de Lectores, quien, a finales de la década de los ochenta, quedó espantado tras visitar la biblioteca municipal de Alcúdia, ubicada entonces en el Casal de Cultura. Se trataba de una biblioteca al uso, arcaica y obsoleta, que nada tenía que ver con su ideal germánico de fomento de la lectura. Propuso entonces al Ajuntament d'Alcúdia la firma de un convenio para crear una biblioteca moderna y pionera, la biblioteca Can Torró, que abría definitivamente sus puertas el 23 de abril de 1990 coincidiendo con la festividad de Sant Jordi.
Mohn impulsó la compra y rehabilitación del edificio de Can Torró, datado en el S.XV, una obra que fue financiada con fondos municipales en un momento en el que pocos apostaban en Mallorca por la rehabilitación y regeneración de los cascos antiguos. Mohn corrió con los gastos del equipamiento, del material y del personal hasta el mismo día de la inauguración y firmó un convenio de colaboración por el que durante cinco años costearía el mantenimiento a medias con el Ajuntament. En 1995, se constituyó oficialmente la Fundación Bertelsman Stifting, una entidad jurídica que aún pervive aunque es el Ajuntament el que asume ahora todos los costes.
Can Torró dispone de un fondo de 21.500 documentos sometidos a una dura política de expurgo mediante ventas solidarias por una cuestión de espacio. La biblioteca recibe 40.000 visitantes al año y realiza 50.000 préstamos.