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La soprano italiana Silvia dalla Benetta no concibe la ópera sin ponerle corazón e implicarse hasta conseguir emocionar a quienes ocupan el otro lado del escenario del teatro. Su carácter es afable y cercano, alejado de las divas de la lírica, y entiende que ser cantante es «mucho más que una voz». «Es sentir», asegura. Podrán ser testigos de sus sentimientos sobre las tablas los próximos días 25 y 27 de junio, cuando interpretará el personaje de Mimí en La Boheme, de Puccini, programada en la Temporada d'Òpera del Teatre Principal de Palma.
La cantante ha elegido el escenario palmesano en su debut en un teatro español y dice: «Es un teatro muy bello, con una acústica buena. Me quiero trasladar a Palma, aquí todas las personas que están trabajando conmigo son una maravilla».
Dalla Benetta ha actuado en decenas de escenarios europeos y sus giras han llegado a Estados Unidos, Sudamérica o China, a donde viajará próximamente. En su currículum, además de cuarenta óperas diferentes, cuenta con una larga lista de premios y varios discos. Actualmente, tiene algunas grabaciones realizadas con la productora DK, sin embargo, la salida de un nuevo trabajo ha quedado bloqueada por la crisis. De modo que la soprano se dedica ahora en exclusiva a seguir recorriendo escenarios de medio mundo gracias a su voz, atraída, sobre todo, por el personaje de Violeta de Traviata, de Verdi. «Vocalmente me permite dar a conocer todos mis colores», explica.
La italiana, admiradora del trabajo de Montserrat Caballé, ensaya estos días en Palma La Boheme, «la ópera perfecta», sostiene. El equilibrio del libreto le trasmite infinidad de sentimientos, tantos que al recordarlos no controla una risa nerviosa. «Es una de las óperas más emotivas, cargada de colores y perfumes. Me implico mucho y tengo que luchar mucho en algunos momentos para no perder el control», concluye.
La segunda ópera de la temporada, La Boheme, contará con la intervención de la Orquestra Simfònica de Balears y el coro de la Fundació Teatre Principal, así como el coro infantil, ambos dirigidos por Francesc Bonnín. Para las funciones, el teatro recupera la escenografía tradicional que se estrenó en 2002 cuando también se interpretó este clásico de Puccini.