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Su trabajo le ha permitido desprenderse de la añoranza de su país, China, del que tuvo que exiliarse en los ochenta. El dramaturgo, novelista, pintor y cineasta Gao Xingjian (Jiangxi, 1940), Premio Nobel de Literatura en 2000, reivindicó ayer en Palma «libertad» y «voz» para los artistas, especialmente, en un país al que no regresará porque «no tiene sentido, allí mi nombre está prohibido. Lo que ocurre en China está lejos de mí. China es grande, pero el mundo lo es más», reconocía en el Casal Solleric, donde hoy, a las 20.00 horas, inaugura la exposición retrospectiva En el fondo del mundo.

«La pintura para mí es un sueño», confiesa, aunque a los diez años escribía su primera obra de ficción y ha dejado su huella en el cine. La literatura la vive como «una necesidad interior» que no pudo aplacar ni la censura. La obra de este «ciudadano del mundo», para el que no existe «la frontera de la nacionalidad», ha sido traducida a 30 idiomas. Apasionado por la historia y el arte europeos, reconoce que «Europa necesita un renacimiento intelectual y esto es un reto para los artistas».

Pese a la distancia física que le separa de China -reside en Francia y tiene la nacionalidad francesa-, Gao Xingjian, quien ha presentado más de setenta exposiciones por todo el mundo, recupera en su plástica los materiales más característicos de la tradición oriental, como el papel de arroz, y la tinta y los pinceles chinos. Su cultura natal y la occidental conviven en obras de gran fuerza poética y filosófica nacidas de la investigación y la experimentación de los materiales y la exploración en los sentimientos humanos.

El blanco y el negro con «sus matices, sombras y ritmos» son suficientes para conectar con el espectador y «evocar unas experiencias» reconocibles para ellos. El pintor abandonó el color hace 35 años y desde entonces experimenta con la tinta china. Gao Xingjian alude a Picasso para explicar cómo ha evolucionado la investigación de ésta. «Picasso no dominaba esta técnica, al igual que yo no domino la occidental. Picasso era un pintor de óleo y usó la tinta china para dibujar. La tinta tiene muchas más posibilidades, al diluirla toma infinidad de tonalidades», que Xingjian aprovecha en su explotación de «la frontera entre la figuración y la abstracción».
El pintor no se reconoce como autor comprometido. «El arte está más allá de la política. El artista debe ser independiente, libre para crear y criticar la política».

Hoy, a las 19.00, mantendrá un encuentro con el público en el Solleric.