Eva Choung-Fux posó ayer en Can Prunera. | M. Joy

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Eva Choung-Fux (Viena, 1935) es una artista austriaca que visitó por primera vez Mallorca durante los años 80, cuando era todavía profesora de la universidad de Artes Aplicadas de Viena. Sus primeras visitas a la Isla la «impresionaron profundamente», hasta el punto de decidir que Mallorca sería el lugar idóneo para su jubilación. Pero no estamos hablando de una jubilada al uso, ya que, solo en el último año, Eva Choung-Fux ha expuesto su obra en muestras individuales y colectivas desde Wisconsin a Tokio, pasando por Malasia e Italia.
Su nueva propuesta pasa por la sala de exposiciones temporales del museo modernista Can Prunera, donde estos días está montando Sisters, que se inaugurará el próximo viernes a las 19.30. «Al no ser la típica galería de arte, lo pensé mucho antes de exponer esta colección aquí», explica la artista, «pero me decidí a hacerlo porque se trata de un espacio que antiguamente era exclusivo de las mujeres, aquí lavaban, cocinaban, etc., por eso he dedicado estas obras a las antiguas generaciones de mujeres que dieron vida y alma a este edificio».
En esta muestra, «dedicada al ser humano-mujer», de ahí el título, destacan dos retratos de mujeres ancianas que, según explica la autora, «son mujeres reales de Campos cuya historia conocí, cuando ellas ya habían fallecido, a través del párroco». Dichas obras, hechas en técnica al óleo, están realizadas sobreponiendo 20 capas de escritura, de donde surgen las dos caras de las mujeres, escritos sobre la cultura de estas mismas, su historia, su sacrificio por la familia y el trabajo.
El resto de obras han sido creadas especialmente para esta muestra, exceptuando su ciclo Hermanas bajo velos, que fue expuesta en EE.UU., y los dos cuadros Secretos velados de mis hermanas y míos, de la exposición Secretos de Eva, presentada en Italia el año pasado.
La artista ha decidido «mostrar los cuadros sin ningún cristal, porque estas mujeres se pasaron la vida sacando brillo a cristales, baldosas, platos, y no quería que la exposición tuviera ningún brillo más, solo el color del óleo sobre el papel hecho a mano en Japón».
Ahora, esta creadora ya está pensando en su trabajo sobre el sagrario del oratorio de Sant Blai de Campos y sobre los vitrales que está preparando para este mismo lugar.