Rafael Canyellas, en el centro, trabajando en la restauración de la obra junto a Montserrat Dezcallar y Noemí Casellas. | Joan Torres

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«Hay mucho que restaurar en el patrimonio de las iglesias. Hay que poder ver las pinturas sin el daño provocado por la acción del tiempo y del hombre. Y donde no llega el dinero de la comunidad religiosa debe llegar el esfuerzo de los particulares». Con esta filosofía, Rafael Canyellas lleva desde el mes de septiembre del año pasado trabajando en la restauración de una imagen de Santa Clara procedente del convent dels caputxins de Palma. Canyelles, artista y «restaurador aficionado», dedica cada semana unas horas de su tiempo libre a recuperar esta obra, para posteriormente devolverla a la iglesia.
La labor, llevada a cabo en el taller de Montserrat Dezcallar y Noemí Casellas, junto a Sant Felip Neri, se prolongará como mínimo medio año más. El trabajo duraría entre dos y tres meses si fuera realizado a dedicación completa. Cuando acude al taller, Canyellas comparte espacio con otros particulares que acuden allí a aprender el arte de la restauración. Él, un veterano, dedica sus horas a un patrimonio del que no es propietario. Cuando finalice su tarea, el proceso se completará con «la datación artística e histórica por parte de un experto en historia del arte», explica.
Rafael Canyellas apunta que la obra, de autoría aún desconocida, se situaría «entre el siglo XV y XVI, por el tipo de devoción y de pintura, propia del Gótico tardío». Las imágenes de Santa Clara son bastante habituales en Mallorca, puesto que fue «compañera espiritual de Sant Francesc d'Assís». El óleo probablemente formaba parte de un retablo y fue «cortado bruscamente», como indica el encuadre y la posición del báculo. Otro signo que apunta en esta dirección es la aparición de la torre de un campanario en el extremo inferior del lienzo, que había sido cubierto a posteriori. Este campanario, «posiblemente Santa Clara de Palma», formaría parte del conjunto de la iglesia pintado en la parte baja, luego recortada. La restauración elimina los repintes no originales y recupera la esencia del cuadro, permitiendo diferenciar, visto de cerca, las partes auténticas y las recuperadas.