Doña Sofia, junto a las autoridades chipriotas y mallorquinas.

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«Una pintura debe ser fértil, debe alumbrar un mundo», dijo Joan Miró en una ocasión. Esta frase abre la exposición Miró de Mallorca, que fue inaugurada anoche en el Nicosia Municipal Arts Centre de la capital de Chipre ante más de un millar de ciudadanos y que presenta al artista como uno de los «padres de la pintura moderna». La apertura de la muestra fue presidida por la reina Sofía, -en su primera visita oficial al país-, acompañada del Ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Àngel Moratinos, y el presidente de la república chipriota, Demetris Christofias.
Con la excepción de un paisaje sin título de 1908, Miró en Mallorca -comisariada por Maria Luisa Lax- se centra en la obra que el creador realizó en Mallorca tras instalarse en el taller Sert. En total se exhiben unas 300 obras que incluyen pintura, escultura, dibujo, grabado, maquetas y esbozos. Algunas de estas piezas «maduras» son poco conocidas por el público, ya que forman parte «de los últimos años de creación del artista y han viajado menos», explicó el comisario técnico, Marios Elefheriadis.
El Nicosia Municipal Arts Centre, el principal espacio dedicado al arte contemporáneo de la isla, está situado en la antigua planta eléctrica de la ciudad. El interior del museo ha sido pintado imitando el azul y rojo característicos de Miró. La exposición se abre con una docena de esculturas de bronce y otra de madera, formadas por la unión de piezas dispares que el artista recogía y «humanizaba».
Entre las pinturas destaca una veintena de gran formato. En algunas se identifica la mitología mironiana; en otras domina el blanco y negro y permiten descubrir «la madurez mallorquina» del pintor, menos «conocida».
En la sala principal se reproduce el taller Sert con una enorme fotografía, dos lienzos, pinceles y pinturas, un taburete y varios siurells. «El visitante debe entender cómo trabajaba Miró», apuntó Elefheriadis. Otro panel explica la fascinación del pintor con la cultura local y el folklore, mientras otra sala se adentra en la relación de Miró con las composiciones «improvisadas» de Stockhausen y la «música nada convencional» de Cage. Las obras proceden de la Fundació Pilar i Joan Miró de Palma.