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ARNAU BUSQUETS Estos días, a raíz de la visita de Madonna a España, se escribe mucho sobre la capacidad de reinventarse de esta veterana de los escenarios. Mucho podría escribirse en la misma línea sobre Christina Rosenvinge, que con el paso de las décadas ha pasado de ser ídolo de adolescentes a icono del pop-rock indie. Este sábado, a las 22.00 horas ofrecerá, muy en su estilo actual, un concierto «íntimo» y acústico en el patio del Museu Es Baluard, con entrada gratuita.

Acompañada de dos músicos y su guitarra repasará su último disco, Tu labio superior, el álbum que hizo junto a Nacho Vegas, Verano fatal, y tocará algunas versiones. Todo ello con el aire de chanson francesa de los 60 que practica últimamente. «Son canciones que sonaban distintas. Ahora les doy el mismo sonido y se ve que tienen la misma mano detrás», explica la compositora. El común denominador entre los temas son los sentimientos y las relaciones personales. «Esto no implica que yo sea una experta. En cualquier caso soy una víctima de las emociones. como todo el mundo».

Rosenvinge (Madrid, 1964) deja para la fonoteca sus primeros éxitos, como ese Hago chas! Y aparezco a tu lado. Reconoce que la suya ha sido «una carrera atípica. La gente normalmente empieza en garitos y luego va creciendo. O empieza a lo grande y luego desaparece. En mi caso todo se salió de madre y luego se ha puesto en su sitio». Pasada una etapa más rockera y otra americana "grabó tres discos en Estados Unidos, donde empezó a transformarse en artista de aire minoritario" ahora no piensa en «hacer música para el gran público, porque no es el camino que me gusta. Aunque estaría bien hacer lo que quiero y vender mucho».