Detalle de la instalación de Francisca Martí que protagonizaba el pabellón presentado por España en la bienal de la ciudad egipcia.

TW
0

M.T.F.

La obra de Francesca Martí ha recibido el reconocimiento del jurado de la X Bienal de El Cairo al conseguir el premio al mejor pabellón por su obra, Sou. Martí era la única representante española invitada por el Ministerio de Asuntos Exteriores a participar en el evento. La instalación de la artista de Sóller, la segunda creadora de la Vall que ha sido invitada a esta Bienal, se apoya en diferentes soportes: pintura, fotografía, danza, música y las proyecciones de los sentimientos en primeros planos que vigilan a asoman en grandes pinceladas en Soul I, Movements Soul II, The Back y Magdalena y Brigitte. Las obras se acompañan por la música del también mallorquín Joan Valent.

Ayer, Francesca Martí, que permanecerá en El Cairo hasta pasado mañana, se mostraba muy orgullosa del galardón, aunque reconocía que le daba vergüenza explicarlo ella misma, «es que me turba», afirmaba. La artista se mostraba también muy agradecida por la acogida que le han dispensado, destacando que la han «tratado muy bien». De hecho, a tenor del éxito obtenido y de su repercusión, es posible que esta exposición realice algún tipo de itinerancia todavía por confirmar: «No hay nada firmado y prefiero ser cauta», confesaba la artista.

El conseller d'Educació i Cultura de Balears, Francesc Fiol, también viajó a El Cairo, ya que la conselleria colabora con el proyecto. También acompañaron a Martí el embajador de España en el Cairo, Antonio López; el consejero de Cultura de la embajada española, Ramon Blecua; y el comisario Manuel Romero. El jurado de la bienal, en la que participan 94 países, lo integran una española, un mejicano, un italiano, un austríaco, un israelí y un egipcio. La obra de Martí fue descubierta por Manuel Romero, de la dirección general de Relaciones Culturales del ministerio, en Arco. Este experto en el panorama artístico de Oriente Medio destaca de la obra presentada «las sombras» y el hecho de que la artista «trate, sin pudor, un tema viejo, antiguo y abandonado como es el alma que habita en la vida y en las cosas».