Merino y Estarellas, con el equipo que ha trabajado en Bocchoris.

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Después de permanecer enterrada más de mil años, una campaña arqueológica ha sacado a la luz las primeras estructuras de la ciudad de Bocchoris, en Pollença. Se trata simplemente de tres habitaciones, pero que han dado de si. Para comenzar, gracias a ellas se ha podido confirmar científicamente que la ciudad estuvo habitada hasta el año III d.C. y que sus primitivos habitantes talayóticos vivieron intensamente el proceso de romanización. Es precisamente en este proceso donde los científicos radican la principal importancia de esta ciudad «indígena» que es, a la vez, uno de los yacimientos más desconocidos en cuanto a estudio de campo. La campaña arqueológica ha sido dirigida por Pep Merino y Magdalena Estarellas que, gracias al apoyo del Consistorio de Pollença y del Consell de Mallorca, han tenido a su cargo una docena de estudiantes durante todo julio. Merino manifestó su satisfacción por el trabajo, aunque no negó que «ha sido sólo un pequeño paso» si se compara con la posible extensión de la ciudad, aproximadamente unos 15.000 metros cuadrados.

Queda mucho trabajo que hacer. Pero hoy en día, caminar por la extensión de esta milenaria ciudad sorprende a cada paso. Una ingente cantidad de restos cerámicos, tanto talayóticos como romanos, sobresale a la superficie, haciendo casi imposible no pararse a cada momento. Estos restos dan una idea de la vitalidad que tuvo Bocchoris durante su época de máximo esplendor, el siglo I d.C., así como las notables relaciones comerciales que mantenía con Pollentia. Un aspecto destacado por el arqueólogo es, asimismo, el descubrimiento de una más que numerosa cantidad de «murets». Estos caracoles eran utilizados por el pueblo bocchoriano para realizar tintes textiles con los que posiblemente también comerciaban con los romanos.

Durante el mes que ha durado la campaña arqueológica, Merino explicó que se ha podido documentar los niveles finales de ocupación de la ciudad y ver las primeras estructuras de la Bocchoris clásica. Éstas son muros más gruesos y reforzados que los romanos, pero parece que con el tiempo adoptaron la construcción romana, más sofisticada, con muros más delgados, tejas y pavimentos.