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El pintor alemán Rainer Pfnür falleció el pasado viernes por la noche en Eivissa de un accidente de coche a la edad de 66 años. Pfnür pasaba largas temporadas en Eivissa desde 1970. Rainer Pfnür realizó sus primeros estudios en Munich y Salzburgo que compaginó con viajes a Egipto y Libia. En la década de los 50 fijó su residencia en Suiza por no haber hecho el servicio militar en Alemania. Desde allí viajó con frecuencia a Italia, donde conoció a Emilio Vedova, su maestro, como reconoció el artista. «En la casa de Vedova conoció a Erwin y Gisela Broner, que son el origen de su interés por Eivissa», según la «Gran Enciclopèdia de la Pintura i l'Escultura a les Balears». Su relación con Eivissa empezó en 1969.

En 1972 expuso por primera vez en Eivissa, en la galería Ivan Spence. La obra de Pfnür «recoge, por una parte, la influencia de los pintores abstractos americanos como Kline o Pollock y, por otra, de los informalistas europeos, sobre todo de Vedova, cuya libertad es el contrapunto a los esquemas y rigideces de la enseñanza de la academia de Munich». El proceso de radicalización de su pintura empezó durante la década de los sesenta y perduró hasta finales de 1976. «Pfnür utilizaba ecollage, superponía fotografías extraídas de los medios de comunicación impresos, imágenes de fuerte contenido político, y sobre esta base volvía a hacer los signos». Como final de esta época, realizó una serie de 22 autorretratos llamada «Identificacions». Otra vez volvía a usar la fotografía manipulada con pintura. En 1978, empezó a preparar la serie «Love Letters», de siete cuadros sobre siete poetas españoles muertos o que tuvieron que emigrar durante la Guerra Civil. «A partir de entonces, abandonó el collage y empezó a trabajar el orden y el ritmo de los signos. Su trabajo se tornó más experimental y repetitiva».

Durante los ochenta empezó a realizar instalaciones, en las que se percibía su interés por el espacio urbano y arquitectónico. «Creaba espacios virtualmente transformables y renovados de sus significados originales». La influencia oriental en su obra pone de manifiesto su interés por el ritmo y por los aspectos formales de sus signos. «A partir de 1986 empezaron a aparecer las superposiciones». El signo dejaba de ser «un elemento pictórico y se convertía en caligráfico. El espacio energético se contraponía al espacio contemplativo». Entre los años 1993 y 1994 Pfnür empezó la preparación de un alfabeto que terminó cristalizando en «25 signos que el artista quiso llamar pictograma». «Con la utilización y la combinación de este alfabeto se puede escribirse, de manera que se convierte en un lenguaje subjectivo y, a su vez, universal».