TW
0

J.NICOLAU

El arquitecto diocesano, Sebastià Gamundí, trabaja en el proyecto de restauración de los pináculos de Santa Eulàlia que acaban de caer por culpa del viento. Esta intervención, según el delegado diocesano de Patrimonio, Pere Joan Llabrés, tendrá prioridad y debería hacerse extensiva al interior del templo con urgencia. Llabrés explicó que su principal problema es «la ingente acumulación de humedad que ha estropeado la piedra» por lo que precisa de una limpieza integral y de una nueva iluminación. Ésta es la segunda iglesia más monumental de la Isla y muchas de las obras de arte que contiene pasan desapercibidas. En lo que concierne al pináculo desmoronado, Llabrés explicó que «desde hacía años el marés sufría del llamado mal de la piedra, por lo que el viento no encontró en él un gran obstáculo».

Un caso pareciendo lo sufre la fachada de la capilla de Sant Pere del Seminario. Ambos proyectos son del marqués de Vivot (finales del XIX) y destacan por sus «agujas finas y muy elevadas a las que la proximidad de la mar y la fragilidad de la piedra han incidido en su desgaste». La recuperación de Santa Eulàlia es justo una de las obras de restauración que prepara el Obispado. Desde la década de los años setenta la Diócesis ha llevado a término una masiva restauración y consolidación de iglesias hasta el punto que hoy día tan sólo hay una en estado de ruina total. Se trata de la de Sant Joan de la Font Santa (Campos). En ella no se realiza culto y no se intervendrá. A pesar de tantos esfuerzos, todavía queda mucho trabajo por hacer para decir que el patrimonio eclesiástico disfruta de buena salud. Un de los problemas más comunes son los tejados.

Según Llabrés, incluso el obispo Úbeda tenía que reflexionar cuándo pensaba en «la cantidad de cuarteradas de teulades» que tenía que salvar. En proyecto están las de Sóller, sa Pobla, Alaró, Porreres, Pollença, Moscari y Montuïri. Además de las iglesias parroquiales, las de tipo conventual también requieren atención. Es el caso de más suntuosa de la Part Forana, Sant Agustí de Felanitx, que precisa limpiar la piedra y restaurar los retablos. En Manacor, la de Sant Vicens Ferrer, las pinturas de Sant Bernardí de Petra, Sant Francesc de Paula en Sineu y en Palma los monasterios de Santa Clara, Santa Elisabeth y las Caputxines.