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EFE|PARÍS

El filósofo francés Jacques Derrida, de 74 años, impulsor de la «de-construcción», falleció en la madrugada de ayer en un hospital parisiense debido a un cáncer de páncreas.

Nacido el 15 de julio de 1930 en El-Biar (Argelia), en una casa de vacaciones que sus padres terminaron de pagar en julio de 1962, coincidiendo con la independencia del país magrebí, Derrida era uno de los filósofos franceses con más proyección internacional.

Su gran contribución histórica fue su propuesta de la «de-construcción», es decir, una crítica de los presupuestos de la palabra a partir de los textos filosóficos clásicos.

Esta teoría de la «de-construcción» le hizo mundialmente famoso, especialmente en Estados Unidos, donde tenía un estatuto de auténtica estrella de la filosofía.

Autor prolífico, Derrida impartió la enseñanza superior en varias universidades estadounidense, como Havard, Yale o John Hopkins, así como en la Sorbona de París.

Derrida fue precursor de una gran reflexión crítica sobre la institución de la filosofía y sobre la enseñanza de esta materia, lo que le llevó a crear en 1983 el Colegio Internacional de Filosofía, que presidió hasta 1985.

Políticamente comprometido, Jacques Derrida se significó, entre otras cosas, por su apoyo a los intelectuales checos, por su actividad en contra del apartheid sudafricano o por su preocupación por la situación del pueblo palestino.