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MIQUEL ROSSELLÓ A principios de los años ochenta, una cantante folk empezó a llamar la atención con su guitarra acústica en los locales del bohemio Greenwich Village, en Nueva York. Ahora, siete discos después, Suzanne Vega regresa a Mallorca el próximo sábado para presentar su trabajo más intimista, «Songs in Red and Grey».

En referencia al título del disco, Vega quiso remarcar que «el álbum refleja el contraste entre los colores, entre el cerebro y el corazón, entre la juventud y la madurez». Uno de los aspectos que la artista neoyorquina valoró más fue el lugar donde se celebrará el concierto, el patio de la Misericòrdia. «Me parece un espacio increíble y, según mis técnicos de sonido, la acústica que tiene el sitio es perfecta, además de la impresionante atmósfera que hay dentro». Es importante remarcar el hecho de que cada vez que la norteamericana ha visitado la isla lo ha hecho en lugares más bien pequeños y con una historia especial, como es el caso del Santuario de Monti-Sion en Porreres, y el claustro de Santo Domingo en Pollença.

Una de las caras más conocidas de la polifacética artista es su colaboración con Amnistía Internacional y Casa Alianza, con las que trabajo desde el año 1988. Su preocupación por los temas sociales le llevó a componer una de sus canciones más conocidas, «Luka», donde hablaba sobre el abuso infantil y que dio la vuelta al mundo. Incluso fue versionada al español. «Mi carácter continua siendo el mismo desde 'Luka', sin embargo las circunstancias han cambiado».

La cantante también habló sobre los atentados del 11 de septiembre. «Los atentados han afectado a mi manera de componer porque ha cambiado el contexto musical. Tengo un tío que es policía y hace dos años empecé a escribirle una canción; ahora, las palabras bombero y policía han cambiado su significado y no es fácil hablar sobre ellos». Vega también habló de Valldemossa. «Allí puedo disfrutar de la paz y de la poesía que sale de la zona».