Un estudio del Institut Català Internacional per la Pau (ICIP) afirma que la precariedad material, la falta de confianza social y la alta percepción de incivismo e inseguridad se correlacionan con un mayor apoyo a ideas «involucionistas» y retrógradas.
El autor del trabajo, el periodista Roger Tugas, lo ha presentado este martes en el ICIP, donde ha dicho que el objetivo es desgranar cómo se relacionan determinadas variables sociodemográficas con opiniones sobre feminismo, racismo, homofobia, transfobia, valores democráticos, punitivismo y belicismo, entre otros.
El estudio 'El arraigo de las ideas involucionistas y belicistas en Catalunya' analiza los perfiles de población más propensos a defender valores «retrógrados y antidemocráticos» a partir de las respuestas a 130 preguntas de 2 encuestas del propio ICIP, 2 del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO), 2 del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y 1 Encuesta Social Europea.
El autor ha empleado modelos estadísticos globales para la realización y las conclusiones del estudio, pero también ha puesto a disposición del público una página en la web del ICIP donde se puede consultar aisladamente la relación entre algunas de las principales variables y los posicionamientos en determinados temas.
Perfiles e ideas
Ha querido ir más allá de la etiqueta de 'extrema derecha' o de la idea de que los hombres jóvenes son más conservadores, para tratar de entender de una forma más detallada qué lleva a determinados perfiles hacia determinadas ideas, teniendo siempre en cuenta que correlación no implica causalidad.
Tugas ha dicho que los jóvenes son, de forma general, más belicistas y punitivistas, pero defienden más el derecho al aborto y las libertades sexuales y no son, de media, menos feministas ni más racistas que el conjunto de la sociedad.
La correlación con el conjunto de las ideas involucionistas se encuentra en los hombres jóvenes, pero también en las personas con pocos estudios, con poca confianza social y pocas relaciones con el entorno, con más percepción de inseguridad e incivismo y con dificultades económicas.
Ante un horizonte pesimista, algunos prefieren quitar derechos a los demás antes que apostar por los propios, ha dicho Tugas, que ha defendido un proyecto que resuelva las incertidumbres y temores del sistema actual, que genere ilusión y sea «digno de ser abrazado» para conseguir una cultura de comunidad, paz y progreso social.
El autor ha destacado el cruce entre las variables de edad y género: el 23% de los hombres de hasta 30 años están muy o bastante de acuerdo con que «los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres», y un 20% cree que la violencia de género es un invento del feminismo.
La percepción de éxito o fracaso personal afecta a las valoraciones sobre la inmigración: un 58% de los que se perciben perdedores de los avances sociales afirman que los inmigrantes delinquen más que los autóctonos, algo que cree el 25% de quienes se consideran ganadores.
Las personas que viven en barrios o municipios donde no hay delincuencia expresan más aceptación a que su hijo se case con una persona trans respecto a quienes viven en sitios con mucha delincuencia.
Del mismo modo, el 43% de quienes creen que la convivencia en su zona es «muy mala» vería bien que su hijo se casase con un refugiado, mientras entre las personas que creen que la convivencia es muy buena la cifra es del 67%.
Militarismo
Igualmente, aquellos que manifiestan que la convivencia es muy mala tienden a defender el gasto militar: un tercio de estas personas cree que el gasto militar actual es insuficiente.
El director del ICIP, Kristian Herbolzheimer, ha apuntado que es la agresión involucionista --de Rusia sobre Ucrania-- la que crea la reacción involucionista de la Unión Europea, institución «de paz», y ha apostado por el pacifismo como garante de un sistema multilateral.
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