Archivo - Fachada del Hospital de La Paz, en Madrid (España), a 15 de septiembre de 2020. | Marta Fernández Jara - Europa Press - Archivo

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La Comunidad de Madrid se sitúa la región más competitivas a nivel europeo en materia de Sanidad en el Índice de Competitividad Regional de la Unión Europea, según los datos publicados por la Comisión Europea.

De las 234 regiones sometidas a examen por Bruselas, la Comunidad de Madrid se sitúa con 127,2 puntos como la líder a nivel europeo, por delante de Estocolmo, hasta ahora la indiscutible número 1, que se queda con 127 puntos.

De esta forma, la UE coloca a la Sanidad madrileña como la mejor a nivel nacional, muy por delante de las otras regiones con mejores puntuaciones como son Navarra (119,4) o Cataluña (117,7), que se quedan fuera del top 100.

A nivel general, Madrid es la región española con mejor posición en el conjunto de la Unión Europea, en cuyo ranking aparece en el puesto 32 (con una puntuación de 119,3), y escalando 31 posiciones respecto a 2019.

Le siguen País Vasco (puesto 77 y 107.6 puntos) y Cataluña (puesto 107, con 101.3 puntos). Estas tres comunidades, además, son las únicas regiones españolas situadas por encima de la media europea en el Índice de Competitividad Regional de la Unión Europea.

Por debajo de la media, pero aún a poca distancia, se sitúan las comunidades autónomas de Asturias, Cantabria, Navarra, Aragón y Comunidad Valenciana. Cierran la clasificación de regiones españolas Andalucía (76.6), Canarias (76.1), Extremadura (70.9), Melilla (69.6) y Ceuta (62.2).

Mejora en infraestructuras

En el caso de Madrid, el índice destaca, además, la mejora en la puntuación de sus infraestructuras, al subir a la octava plaza dentro del top ten de la UE, o escalar más de 20 puestos en el ranking europeo de la innovación.

Con este índice, que se publica cada tres años, el Ejecutivo comunitario quiere medir cuán atractivo y sostenible es el entorno que ofrece cada región a las empresas y ciudadanos para que se instalen en su territorio.

Para ello, se sirve de varios indicadores que van desde motores «básicos» para la economía como la estabilidad macroeconómica, la sanidad y la educación, hasta la dimensión más avanzada que atribuyen a la innovación, pasando por claves para la eficiencia, como la eficiencia del mercado laboral y la formación superior.