El consejero Joaquín Olona durante la inaguración | GOBIERNO DE ARAGÓN

TW
0

Tres generaciones han tenido que pasar, desde que en 1956 se aprobase por el Estado el Plan General de Colonización de la zona dominada por el Canal del Cinca, para que el riego de las parcelas de 'El Tormillo' sea una realidad. El consejero de Agricultura del Gobierno de Aragón, Joaquín Olona, y el director general de Desarrollo Rural, Jesús Nogués, han inaugurado las obras de este nuevo regadío.

«Han sido 67 años de insistencia y esfuerzos continuados, pasados de padres a hijos, de los agricultores de la zona con el fin que este proyecto llegue a ser hoy una realidad que permitirá transformar la economía de la zona, asegurando un modo de vida real para futuras generaciones», ha señalado el consejero durante su intervención.

Asimismo, ha recordado que este fue uno de los primeros proyectos de creación de regadío que consiguieron desbloquear a su llegada a la consejería, gracias al plan de choque impulsado en 2016.

El proyecto, que técnicamente se denomina Sector XX-Bis del Canal del Cinca, se localiza en el sistema de Riegos del Alto Aragón y va a beneficiar a 115 regantes. 'El Tormillo' tiene una superficie regable de 1.495,70 hectáreas repartidas entre los municipios de Sariñena (410,86 hectáreas), Peralta de Alcofea (948,65 hectáreas), Ilche (119,49 hectáreas), San Miguel de Cinca (16,70 hectáreas).

El presupuesto total aprobado ha sido de 13,4 millones de euros y cuenta con una subvención del Gobierno de Aragón de 7,4 millones de euros a pagar en 25 anualidades (2022-2046).

Desde 1956, muchas han sido las vicisitudes sucedidas, y muchas insistencias hacia las administraciones y esfuerzos que dichos agricultores han tenido que llevar a cabo para que este proyecto no decayera. En 1984 se acordó por la Administración redactar el plan coordinado de obras de la zona concreta de 'El Tormillo'. Una vez redactado, obtuvo la aprobación técnica en 1990, y en 2008 se aprobó por Orden Ministerial el Plan Coordinado de Obras para la zona.

Sin embargo, la crisis financiera que afectó en ese momento a toda la sociedad y también a la capacidad inversora de las administraciones, hizo que proyectos de inversión pública significativa como éste, quedaran relegados para otro momento.

«Es precisamente ese largo anhelo y trabajo pasado de padres a hijos, lo que hace que la puesta en riego de un sector como éste vaya mucho más allá de mera revolución económica que supone, adentrándose en el campo de las emociones personales y del subconsciente colectivo», ha apuntado Olona.

Fue ante el escenario descrito, de zonas de regadío «eternamente pendientes de concluir», incluso algunas con obras ya ejecutadas y concentraciones parcelarias finalizadas por las administraciones a lo largo de tanto tiempo, que el Gobierno de Aragón diseñó en 2016 un plan de choque que permitiera la finalización de estas actuaciones.

«Un plan muy ambicioso que no pudo más que partir de la premisa de la que las administraciones no podían financiar inicialmente e íntegramente dichas inversiones, sino que tenían que ser los propios agricultores los que, tras su constitución como Comunidades de Regantes, asumieran ejecutar y financiar parcialmente las mismas», ha apostillado el consejero.

Este plan de choque supuso la incorporación de modificaciones legales, como la disposición adicional octava sobre financiación y ejecución de regadíos en zonas de interés nacional en la Ley 2/2016, de 28 de enero, de Medidas Fiscales y Administrativas de la Comunidad Autónoma de Aragón y, posteriormente, la aprobación del Decreto 79/2017, de 23 de mayo, del Gobierno de Aragón, por el que se estableció un régimen de subvenciones para determinadas inversiones en materia de creación de regadíos.