Las autoridades participan la colocación de una cápsula del tiempo, en la zona del atrio del nuevo edificio de la Facultad de Fisolofía y Letras de la Universidad de Zaragoza. | Europa Press - EUROPA PRESS

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Las obras de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza, que comenzaron en noviembre de 2018, ya han finalizado. La previsión es que esté en uso al cien por cien en enero del próximo año. En primer lugar, se trasladará a ella el personal de administración y servicios, así como los alumnos y luego el personal docente e investigador.

El presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, ha acudido al acto de presentación de las obras, junto con la consejera de Ciencia, Universidad y Sociedad del Conocimiento, Maru Díaz, el rector de la UZ, José Antonio Mayoral; la decana de Filosofía y Letras, Elena Barlés, entre otras autoridades.

La inversión total asciende a 31,3 millones de euros: los 24,3 inicialmente previstos, más otros cuatro por el incrementado de costes y tres para el equipamiento. El edificio, que incrementa su superficie en más de un 16 por ciento sobre el actual, supone la reforma y ampliación de esta facultad, ya que, por un lado, se ha realizado la rehabilitación integral del edificio histórico, y, por otro, se ha construido otro de nueva planta, con tecnología avanzada y urbanización del entorno.

El proyecto es del arquitecto Jaime Magén y las obras se han retrasado un año a causa de la pandemia, de los problemas de suministro y de la subida de precios que han acontecido durante este periodo.

En estos momentos, están en proceso de licitación las instalaciones de telecomunicaciones --wifi y conexiones de datos--, el mobiliario y la restauración y reintegración de elementos patrimoniales --lienzos del depósitos del Museo del Prado, muebles de Loscertales, y objetos de valor patrimonial, como medallas y monedas--, así como los espacios saludables.

La fecha de entrega de la obra será finales de abril y ya está en marcha la licitación del equipamiento, cuya fecha de adjudicación será entre finales de mayo y junio y el suministro está previsto para septiembre.

2.500 alumnos y 500 pdi

Acogerá a 2.500 alumnos, a 500 docentes y personal investigador (PDI) y a 70 integrantes del personal de administración y servicios. En total, se van a impartir en él diez grados universitarios, once másteres oficiales y habrá espacios para dos institutos de investigación, el de Patrimonio y Humanidades (IPH) y el IUCA.

El presidente Javier Lambán ha manifestado que poder remodelar esta facultad fue uno de sus compromisos electorales porque «casi literalmente se caía a pedazos, con goteras y otros espectáculos bastante poco apropiados».

«Hoy soy un aragonés feliz, tanto como presidente, desde luego, como ciudadano, y como exalumno de esta facultad», ha afirmado, para recordar que estudió allí sus tres primeros años de carrera y leyó su tesis doctoral.

Lambán ha reivindicado la importancia de esta facultad como 'alma mater' de la universidad, para sostener que las humanidades «tienen una dimensión de especial desde el punto de vista de nuestra condición de demócratas y de hombres y mujeres aspirantes a una convivencia fructífera».

A su entender, las humanidades garantizan ciudadanos «enriquecidos», con una vida «más armónica, feliz y productora de buena convivencia» y por eso sobre esta facultad recae buena parte de la responsabilidad «de que el país se desarrolle en términos de convivencia, de democracia, de prevalencia de los derechos y respetos entre unos y otros», ha considerado.

Certificación ambiental

Esta fue la primera facultad del campus de San Francisco de la UZ y también va a ser el primer edificio de Aragón que obtenga la certificación ambiental BREEAM por tener un consumo prácticamente nulo, «marcando la pauta y el camino a toda obra pública», ha constatado el rector, José Antonio Mayoral.

Ha reconocido que antes de acometer las obras estaba «en condiciones precarias» y ha aprovechado para apelar a una formación más trasversal, ya que la sociedad superespecializada actual, además de haber propiciado un «gran individualismo», está «mutando a una sociedad más renacentista».

«Nadie sabe lo que va a necesitar dentro de muy pocos años y unas formaciones más transversales, donde convivan todos los saberes posibles, va a conducir a ciudadanos más completos, más capaces de afrontar el futuro, más capaces de proporcionar ideas en un mundo que estamos reinventando», ha expuesto.

La consejera de Ciencia, Universidad y Sociedad del Conocimiento, Maru Díaz, ha comentado que ella también fue alumna de esta facultad «y una de los muchos» que, siéndolo, «reivindicamos la necesidad de reformar estas infraestructuras, de tener un edificios que se igualarán a la calidad que ya se impartía aquí».

«Hoy es un día emocionante y feliz» y ha defendido la importancia de la Filosofía porque como decía un estudioso francés de esta disciplina, a quien pregunte para qué sirve «hay que responder »enfadado« y contestar, »que como mínimo, sirve para luchar contra la necedad".

«Sirva este edificio y esta facultad como símbolo contra la necedad que significó dejarla caer, que los techos se hundieran, abandonar las infraestructuras y hacer una política de espaldas a la universidad, que es el corazón, el motor de cualquier sociedad justa, libre y democrática», ha glosado Díaz.

También ha deseado que ésta sea la primera de muchas obras, para recordar que le han de seguir las de Medicina, Veterinaria y las del solar que ocupaba el antiguo colegio de Las Anejas de Teruel, que se va a sumar al campus de esa ciudad.

Díaz ha querido hacer un homenaje a los profesores «que consiguieron mantener la calidad y la dignidad de la formación y el valor de lo que aquí se estaba contando, a pesar de las dificultades» y al personal de administración y servicios por la complejidad de su trabajo durante estos años.

«No me quiero olvidar de los alumnos y alumnas: No entiendo una universidad que no los pongan en el centro» y «ojalá vuelva la naturalidad que significa tener los pasillos repletos de gente joven, que aprende, crece» y se concierten «en esos ciudadanos libres que tanto necesitamos».

La decana de la Facultad, Elena Barlés, también ha animado «a aprender humanidades» por «las actitudes que van a asimilar», ya que se necesitan personas «con espíritu crítico, sentido de la tolerancia y el diálogo, que luchen por la igualdad real de todos».

Cinco bloques

El conjunto edificado tiene cinco bloques interconectados. El denominado bloque A, el edificio noble de Borobio y Beltrán, se destinará, preferentemente, a la docencia y alberga más de 40 espacios de aulas y seminarios de todos los tamaños. Allí estarán el decanato, la zona de administración y un recinto promotor de la salud y de fomento de la relación interpersonal.

El bloque B es el edificio de nueva construcción y contará con despachos de profesorado, una sala de estudio y una zona de exposiciones. Asimismo, dispone de un gran atrio, donde se podrán desarrollar todo tipo de actividades, incluida la docencia abierta, y será el área principal de relación de los estudiantes.

En él, se ha colocado este martes una cápsula del tiempo en la que se han depositado los periódicos locales del día, los planos de las obras, losetas del antiguo suelo de la facultad, insignias y documentos sobre las personas que trabajan en el centro y un copia del Estatuto de Autonomía de Aragón a pequeña escala.

El bloque C, tradicionalmente llamado de Historia, contiene despachos y laboratorios; el bloque D es el Aula Magna y dos salas de uso múltiple de gran tamaño; y el bloque E, denominado 'Pabellón de Geografía', alberga despachos y laboratorios.