Archivo - Vista del Cristo, en la Basílica de Jesús de Medinaceli | A. Pérez Meca - Europa Press - Archivo

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Fieles y devotos del Cristo de Medinaceli se han dado cita este 3 de marzo, primer viernes del mes, en las inmediaciones de la Basílica del Señor de Madrid formando largas colas para participar en el tradicional besapié, que se recupera tras dos años de pandemia y que ha permitido a los fieles abandonar la mascarilla sanitaria.

La tradición establece que el primer viernes de marzo se celebre este besapié en el que los madrileños besan los dos pies de la talla y pueden pedir hasta tres deseos. Para eso el templo se abre desde la medianoche del jueves al viernes y cierra sus puertas cuando no quedan más fieles en la calle esperando a entrar, sea la hora que sea.

A las 12 horas de este viernes tendrá lugar una misa solemne en la Basílica del Cristo, oficiada por el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro. En declaraciones a Europa Press, el vicehermano Mayor de la Cofradía, Miguel Ángel Izquierdo, ha destacado las «ganas» con la que llegan los devotos este año y sobre todo la «gratitud» que le expresan al Cristo «simplemente por poder estar aquí después de todo lo que ha pasado».

Según ha señalado Izquierdo, se debe a que el besapié ya se ha recuperado, «desde el 12 de noviembre con la Novena», y pese a que por la noche «ha habido menos afluencia de lo normal, en parte por las bajas temperaturas, la cola va en aumento y se va animando» hasta alcanzar ya la calle de Huertas.

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Una imagen venerada

La imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno pertenece a la Escuela Sevillana del taller de Juan de Mesa o alguno de sus discípulos. Fue tallada en la primera mitad del siglo XVII en Sevilla y llevada por los Capuchinos a la plaza fuerte de Mehdía o Mámora (Marruecos), para culto de los soldados españoles.

En abril de 1681 cae prisionera de los moros, la arrastran por la calles de Mequinez, y la rescatan los Trinitarios, llegando a Madrid en el verano de 1682, donde llega con fama de milagrosa. Ese mismo año se organiza la primera procesión a la que se dice asiste el «todo Madrid», pueblo fiel, nobleza y casa real.

Debido a diversos avatares históricos, la imagen ha recorrido varias iglesias de Madrid y en los años 1936-1939 fue trasladada a Valencia, Cataluña y Francia, para terminar en Ginebra (Suiza), participando juntamente con todo el tesoro artístico español en una gran exposición de arte en el Palacio de la Sociedad de Naciones.

Terminada la Guerra Civil regresa a su iglesia de la plaza de Jesús, en Madrid, donde es visitada continuamente por sus fieles y seguidores, entre los que se incluyen miembros de la nobleza y de la Casa Real.