Archivo - Vista del Cristo, en la Basílica de Jesús de Medinaceli , a 4 de marzo de 2022, en Madrid (España). | A. Pérez Meca - Europa Press - Archivo

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El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha pedido este viernes a Jesús de Medinaceli «aliento para el pueblo ucraniano, salud para los madrileños y trabajo para quienes no lo tienen». Así lo ha manifestado a su llegada a la Basílica del Cristo de Medinaceli para cumplir con la tradición de venerar y dar culto a la imagen del Cristo el primer viernes de marzo.

Se retoma así esta tradición tras la pandemia de coronavirus, que obligó a suspenderla para prevenir los contagios por Covid-19. «Retomamos esta tradición, y en mi caso como alcalde de Madrid vengo a pedirle lo mejor para esta ciudad, que nos acompañe y nos dé salud, trabajo y que siempre haya oportunidad de mejorar como sociedad», ha remarcado el primer edil ante los periodistas.

Ha descartado que ninguno de los tres deseos que se piden al Cristo tenga que ver con las elecciones municipales del 28 de mayo, ya que Jesús de Medinaceli «no vota» y «no hay que pedirle el voto; que se ocupe de todos los madrileños y no de los candidatos».

Cristo de medinaceli

Fieles y devotos acuden todos los viernes del año al Cristo de Medinaceli, a las espaldas de Neptuno. La imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno pertenece a la Escuela Sevillana del taller de Juan de Mesa o alguno de sus discípulos.

Fue tallada en la primera mitad del siglo XVII en Sevilla y llevada por los Capuchinos a la plaza fuerte de Mehdía o Mámora (Marruecos), para culto de los soldados españoles.

En abril de 1681 cae prisionera de los moros, la arrastran por la calles de Mequinez, y la rescatan los Trinitarios, llegando a Madrid en el verano de 1682, donde llega con fama de milagrosa. Ese mismo año se organiza la primera procesión a la que se dice asiste el «todo Madrid», pueblo fiel, nobleza y casa real.

Debido a diversos avatares históricos, la imagen ha recorrido varias iglesias de Madrid y en los años 1936-1939 fue trasladada a Valencia, Cataluña y Francia, para terminar en Ginebra (Suiza), participando juntamente con todo el tesoro artístico español en una gran exposición de arte en el Palacio de la Sociedad de Naciones.

Terminada la Guerra Civil regresa a su iglesia de la plaza de Jesús, en Madrid, donde es visitada continuamente por sus fieles y seguidores, entre los que se incluyen miembros de la nobleza y de la Casa Real.