El investigador Santos Orejudo explica a la directora general Olga Alastruey y la vicerrectora Ana Allueva los resultados que muestra la plataforma 'Collective Learning'. | Europa Press - EUROPA PRESS

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El Gobierno de Aragón y la Universidad de Zaragoza han impulsado un proyecto de inteligencia colectiva entre 2.000 alumnos de 43 centros educativos de las tres provincias, de quinto y sexto de Primaria, Secundaria, Bachillerato y Ciclos Formativos.

Esta iniciativa tuvo lugar el curso pasado como experiencia piloto en nueve centros y utiliza una herramienta tecnológica novedosa de intervención educativa, que actúa como lugar de encuentro de estos estudiantes para compartir opiniones ante 13 situaciones diferentes.

De los centros participantes, 18 son de Primaria --tres de Zaragoza capital y el resto en zonas rurales-- y 25 de Educación Secundaria --13 de ellos ubicados en capitales de provincia y otros 12 en zonas rurales--.

Para desarrollar este proyecto, los grupos han realizado entre dos y ocho sesiones de trabajo de unos 50 minutos de duración en la plataforma de inteligencia colectiva, resolviendo tareas relacionadas con 'Retos y comparación social', 'Bromas virales en redes sociales', 'Quiero ser youtuber-streamer-influencer', 'Vamping' 'Discursos del odio', 'Likes y Dislikes', 'Trastorno de la conducta alimentaria', 'Mejores amigos', 'Phubbing', 'Comparación social en redes' y 'Retos virales'.

Este jueves, 2 de febrero, se ha celebrado una de las sesiones, sobre 'Bromas virales en redes sociales', en la que han participado unos 200 alumnos de primero a cuarto de Secundaria, de los cuáles un grupo, del IES Leonardo Chabacier de Calatayud, lo ha hecho desde un espacio instalado en el Edificio Pignatelli de Zaragoza, sede del Gobierno de Aragón, y otros tres centros, vía online, los colegios Salesianos de La Almunia y Zaragoza y el Colegio Público Integrado María Domínguez de Gallur.

La directora general de Personal del Departamento de Educación, Olga Alastruey, y la vicerrectora de Educación Digital y Formación Permanente de la Universidad de Zaragoza, Ana Allueva, han presenciado esta experiencia en el Edificio Pignatelli.

También han asistido el investigador principal del proyecto y director del Departamento de Psicología y Sociología de la Universidad de Zaragoza, Santos Orejudo, el director de Secretariado de Tecnología Educativa y Campus Virtual, José Luis Alejandre, el investigador del proyecto, Jacobo Cano, y el Product Manager de la empresa Kampal, Javier Fernández.

La directora general de Personal, Olga Alastruey, ha subrayado que este proyecto «cristaliza» el trabajo de varios años de colaboración con la Universidad de Zaragoza. Según ha expuesto, la inteligencia emocional para la resolución de conflictos forma parte del currículum educativo en todos los niveles, pero este proyecto permite trabajar «con herramientas de última generación» en «positivo y »no como una restricción del uso de redes sociales o de móviles, que a veces son muy cuestionados socialmente«, incorporando la tecnología »como herramienta de formación socioemocional".

Ha agradecido la implicación de los centros, que es voluntaria, y ha sostenido que dado el número que se adherido «quiere decir que les ha enganchado y que les está resultando muy positivo».

La vicerrectora Ana Allueva ha explicado que por parte de la universidad participa el Instituto de Universitarios de Investigación de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos (BIFI) y lidera el proyecto el Grupo de Investigación EducaViva, Educación y Procesos Psicológicos, dirigido Santos Orejudo, encargado de realizar el estudio de convivencia escolar en Secundaria en 2017.

Además, puesto que la convocatoria permitía la colaboración de las empresas, se cuenta con Kampal, que ha aportado mil euros y ha trabajado en el diseño de la herramienta tecnológica de intervención educativa, junto con el BIFI, que es «muy novedosa» y se basa «en la colaboración entre iguales y en el desarrollo de la inteligencia colectiva».

La vicerrectora ha resaltado la transferencia al aula para formar a los estudiantes «en competencias emocionales y digitales para que hagan un buen uso de las redes sociales» y «se reduzcan esas conductas de riesgo que todos sabemos que están vinculadas al uso general de Internet».

Proyecto

El proyecto se denominada 'Aplicación de herramientas de inteligencia colectiva para la prevención de la vulnerabilidad de los adolescentes en las redes sociales, ciberacoso, abuso y otras conductas de riesgo', tiene una financiación de 98.000 euros, aportada a través de una convocatoria para proyectos de I+D+I en las líneas prioritarias y de carácter multidisciplinar para el periodo 2021-2023 del Departamento de Ciencia del Gobierno de Aragón, además de la ya citada colaboración de Kampal.

La herramienta tecnológica es 'Collective Learning', que permite la participación simultánea de hasta 5.000 personas durante un determinado periodo de tiempo para que interactúen, ha detallado el investigador principal del proyecto, Santos Orejudo.

Esta plataforma desarrolla el trabajo en fases sucesivas, con una primera de respuesta individual a determinados planteamientos para, posteriormente, consultar los participantes las opiniones de las demás personas, tras lo que pueden, o no, cambiar de opinión y modificar la posición inicial. En una fase final se trata de buscar el consenso en todas las aportaciones.

El sistema permite supervisar como van apareciendo nuevas respuestas y las dinámicas que se generan. Los alumnos pueden saber en cada momento cuantas personas hay conectadas, pero la interacción es anónima. El investigador ha constatado que los estudiantes ven «muy reales» las propuestas y «valoran mucho el hecho de poder compartir las experiencias».

Según ha contado, se han desarrollado 13 situaciones, similares a las que los estudiantes pueden vivir de manera habitual, con el objetivo de que los alumnos «mejoren sus habilidades de pensamiento crítico y que reflexionen sobre el impacto que puedan tener en su propio desarrollo personal».

Evolución

El investigador Santos Orejudo ha dicho que de los datos analizados se desprende que durante todo el proceso, «por lo general, hay una evolución hacia pensamientos cada vez más críticos y más elaborados, que denotan estas competencias emocionadas para los entornos digitales, que para nosotros son muy importantes».

Ha especificado que se ha creado un modelo para incidir en las competencias clave y que el diseño de las actividades responda a la realidad. «Se trata de buscar los límites de las cosas que hacemos en Internet desde una perspectiva moral» y trabajar apoyándose en la inteligencia colectiva «que presupone que los entornos de colaboración entre varias personas generan mejores productos que una persona trabajando de manera individual».

El investigador ha manifestado que existe ciertas evidencias de que esto ocurre así y los estudios más clásicos se han hecho en entornos presenciales, con grupos de cuatro o cinco personas resolviendo situaciones.

En una sociedad donde las redes sociales permiten interactuar a millones de personas, esta plataforma ofrece una dinámica similar, con grandes grupos conectados de manera simultánea que trabajan de forma colectiva, ha enfatizado. «Como educadores, nos parece que es muy importante que esta interacción sea la base del proceso de aprendizaje», ha apostillado.

Orejudo ha añadido que son los centros los que deciden en cuántas sesiones participan. Se han ofrecido ocho para Secundaria y cuatro para Primaria y se han desarrollado entre el pasado mes de octubre y este mes de febrero.

El proyecto ha obtenido financiación para el próximo curso, hasta 130.000 euros, a través del Plan Estatal de Investigación Científica, Técnica e Innovación del Gobierno central por lo que Santos Orejudo ha confiado en que se puedan desarrollar nuevas propuestas.