Fawzia Koofi y Teresa Laespada | EUROPA PRESS EUSKADI

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La activista y política afgana Fawzia Koofi ha denunciado que las mujeres padecen en Afganistán un «apartheid de género» porque el régimen talibán a lo que tiene miedo es al poder de la mujer y a su empoderamiento«. También ha pedido sanciones a los líderes talibanes y a sus negocios y ha criticado que Occidente haya dejado solas a las afganas, que se han sentido »traicionadas«, porque se ha mirado »hacia otro lado" al permitir su vuelta al poder.

La activista afgana ha protagonizado este jueves la conferencia central de la segunda jornada del congreso 'Emakumeak' que organiza hasta este viernes en el palacio Euskalduna de Bilbao el departamento de Empleo, Inclusión Social e Igualdad de la Diputación de Bizkaia para reivindicar la visibilidad de las mujeres en su lucha feminista en favor de la igualdad.

En la jornada estaba también prevista la presencia de la comunicadora y divulgadora, Sindy Takanashi quien, por motivos personales, no ha podido estar presente.

Fawzia Koofi es una voz autorizada en torno a la lucha de las mujeres en Afganistán. Obtuvo un escaño como diputado en 2005 y fue vicepresidente de la Asamblea Nacional de 2005 a 2014. Fue la primera mujer en ocupar ese cargo.

En 2014, fue titular de la Comisión de Mujer, Sociedad Civil y Derechos Humanos de la Asamblea. En 2019, fundó el partido Movimiento por el Cambio de Afganistán. En 2020, en las negociaciones de paz dentro de Afganistán, fue una de las cinco mujeres de los 21 miembros del grupo gobernante.

En su conferencia, Koofi ha repasado sus vivencias en la política afgana, su papel en el proceso negociador y la política represiva y discriminadora hacia las mujeres de los talibanes en Afganistán, desde la década de los ochenta del siglo pasado y durante las distintas intervenciones occidentales, en especial de Estados Unidos, antes y después del 11-S, para detenerse, finalmente, en lo ocurrido a su vuelta al poder tras la retirada de las tropas norteamericanas y europeas en abril de 2021.

Régimen talibán 2.0.

Koofi ha remarcado en primer lugar que la actual, tras la vuelta de los talibanes al poder, es «la peor crisis humanitaria que nunca ha vivido su país» porque las mujeres «están siendo erradicadas en nombre de la religión y la cultura».

En este punto ha negado que el modelo talibán 2.0. practique ese poder en nombre de la religión y la cultura sino que su «única prioridad es hacer la guerra contra la mujer porque tienen miedo al poder las mujeres y a su empoderamiento porque saben que si se las educa, decidirán sobre su destino y, si son independientes económicamente, podrán decidir sobre su futuro y ellos perderán el poder», ha afirmado entre los aplausos de las asistentes.

La política afgana ha afirmado que los talibanes no representan «ninguno de los valores de Afganistán, porque solo son una pequeña parte de un país en el que las mujeres son víctimas de un extremismo militar» que aplican con el único objetivo de «conservar su poder».

«Tenemos un país precioso del que las únicas imágenes que se conocen fuera son las de la cara de un talibán con barba y la de una mujer tapada con burka» ha lamentado.

La activista ha recordado la fundación del partido Movimiento por el Cambio de Afganistán y su participación en las negociaciones de paz porque, tal y como ha manifestado, «las mujeres queríamos formar parte de la solución al conflicto y participar en él».

En este punto ha calificado de «frustrante» su participación en esa mesa, a la que asistió siendo objetivo de los talibanes y en las que estos ningunearon su presencia. «Es frustrante hablar con alguien que no cree ni siquiera en tu existencia y que se niega incluso a mirarte a la cara mientras hablas», ha recordado de aquellas conversaciones.

En su charla, Koofi ha asegurado que las políticas en Afganistán deben afrontar tres luchas: una para representar al país en el proceso de paz y acabar con la guerra, una segunda para representar a las propias mujeres afganas y una tercera, para actuar e intervenir en nombre de sus votantes.

Salida de tropas aliadas

Sin embargo, ha lamentado que todo cambió cuando el gobierno de Donald Trump firmó a finales de febrero de 2020 el tratado con los talibanes porque el que se comprometía a que las tropas americanas abandonaran el país antes de 14 meses, salida que también llevaron a cabo el resto de países con presencia militar en suelo afgano.

«Tras aquella firma se sintieron victoriosos y no volvieron por las negociaciones, mientras nosotras defendíamos y pedíamos un gobierno diverso, que fuera aceptado por todos los sectores del país porque era la única manera de fomentar un poder inclusivo y no excluyente» ha recordado.

Koofi ha reiterado sus críticas hacia los talibanes de los que ha asegurado que no tienen ninguna formación y muchos de ellos ni siquiera saben leer o si leen, no tienen o no quieren tener idea sobre de qué va realmente el Islam«. »Todo es poder para ellos" ha precisado.

Una vez que las tropas aliadas culminaron su salida del país, a finales de agosto de 2021, Koofi ha confesado que «ya no había esperanza en absoluto para las afganas». «Nos dejaron solas y las afganas se sintieron traicionadas y utilizadas, que habían sido usadas solo como herramientas» ha lamentado.

Desde un principio, con la vuelta del régimen talibán, se vio que todo lo que habían dicho era «mentira» y «Occidente les creyó». Como que ellos luchaban contra el Isis y el extremismo islamista cuando, ha añadido, ellos eran la razón de la inestabilidad en la zona y, por tanto, no puedes luchar contra un extremismo con otro extremismo".

Tras recordar que en el tiempo que llevan en el poder desde entonces «todas las leyes que han aprobado han sido contra las mujeres» ha remarcado que la mejora de la economía, con un déficit en el país de 1.000 millones, no es su prioridad. «Su prioridad solo es hacer la guerra contra la mujer».

En este punto de su intervención, la política afgana ha recordado que esa inestabilidad que han traído los talibanes a su país puede llegar a Europa porque se trata de un «apartheid de género», por lo que ha pedido a los gobiernos europeos que se pongan «en el lado correcto de esta lucha» porque, además de una crisis humanitaria, en Afganistán «hay crímenes de lesa humanidad».

En ese sentido ha recordado la lucha de las mujeres en Irán, aunque sean contextos distintos y ha asegurado que si bien los talibanes actuales no son los mismos que en los ochenta, ellas, las afganas, tampco, y por eso, pese a la prohibición y la represión, van a sus trabajos y luchan por un país mejor donde poder gozar de sus derechos".

Finalmente, y antes de concluir su intervención, Fawzia Koofi ha emplazado a los gobiernos europeos, incluida España, a que trabajen para buscar una salida política a esta situación, que demuestren que están con las afganas y que hagan pagar a los talibanes".

En ese sentido ha pedido a la ONU y a Occidente que aprueben «sanciones contra el régimen y contra sus negocios, hagan presión y les impidan viajar en avión como hacen impunemente mientras las afganas no pueden salir ni de sus casas».

Su movimiento, ha remarcado, solo quiere el mismo espacio y credibilidad que se da al régimen talibán« y ha concluido pidiendo a las mujeres europeas que presionen asimismo a sus políticos para que actúen porque su discriminación puede ser la misma en todas partes».

La diputada Teresa Laespada ha entregado, con el auditorio en pie, un premio con la figura de una «sirguera» a la activista afgana quien ha reconocido que había hecho una excepción a la decisión de las políticas afganas de no aceptar premios como «símbolo» mientras no estuvieran acompañados de acciones.